La importación de gas de Rusia es un tema clave en la actualidad, pero el tumulto sobre las importaciones de gas ruso solo afecta de manera indirecta al mercado energético español. Mientras tanto, más de un tercio del combustible nuclear que se importa es de procedencia rusa. Aún y todo España no es el país europeo con mayor nivel de dependencia nuclear. ¿Hasta qué punto puede esto generar un problema a España y Europa?
El problema en Europa del este. El principal problema lo tienen en Europa del este, y tiene que ver con la historia previa a la caída del muro y con cómo se implantó la energía nuclear en los países del este de la UE. En la actualidad cinco países de la UE operan reactores fabricados por la Unión Soviética dependientes ahora de combustible ruso. En este grupo se encuentran cuatro países de la antigua órbita soviética (Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y República Checa) y Finlandia.
Los reactores que dependen de Rosatom, la empresa pública rusa especializada en energía nuclear, son reactores de agua presurizada, los VVER (por Reactor Energético de Agua-Agua). Las versiones más modernas de los VVER (VVER-1000) cuentan con alternativas de combustible de fabricación occidental, pero no así las versiones más antiguas (VVER-440).
España tiene uranio propio (pero no quiere explotarlo). España cuenta con reservas de uranio, si bien hoy por hoy la mina de este elemento situada en Salamanca no se encuentra en activo. El combustible nuclear que utilizan las centrales españolas es importado principalmente de Rusia, Canadá, Níger y Kazajistán, en total suman el 90% de las importaciones. En la actualidad el uranio ruso supone un 38,7% del total importado, lo cual es una reducción considerable respecto a hace unos pocos años.
Tampoco puede enriquecer el que compra en el exterior. El uranio también es enriquecido fuera de España. Este es un proceso clave, ya que tan solo el 0,7% del uranio ocurrido naturalmente pertenece al isótopo U235, el tipo de uranio utilizado en las centrales nucleares convencionales. El resultado de este proceso es un material rico en este isótopo, el óxido de uranio enriquecido.
Solo tenemos control de la última parte del proceso. La industria nuclear española sí interviene en el siguiente paso en el procesado del uranio, la fabricación. Esta fase del proceso se realiza en Ciudad Rodrigo por la empresa pública ENUSA. Esta planta convierte las pastillas de óxido de uranio enriquecido en lo que denominan elementos combustibles, que irán a parar a centrales nucleares dentro y fuera de España.
Sin solución a corto plazo. Kazajistán es solo el cuarto origen más importante del uranio consumido en España pero es en términos globales el principal país exportador en la actualidad. Canadá, segundo país en origen de las importaciones españolas es el cuarto país exportador, pero es también el que cuenta con las reservas más ricas en uranio-235.
Por otra parte, Australia es el país con mayores reservas de uranio (28%). Las reservas españolas, pese a considerables, no llegan al 0.5% de las mundiales. Rusia es el séptimo país exportador y el cuarto por reservas.
Una estrategia incierta. La energía nuclear ha dado mucha conversación en los últimos años. Primero por su potencial para reducir emisiones que no solo afectan gravemente al cambio climático sino a la salud de la población. Más recientemente porque la invasión rusa de Ucrania ha llevado la atención al alto nivel de dependencia energética de los países europeos, aunque también ha generado preocupación por el estado de las centrales nucleares de un territorio en guerra.
Pero para ello ha de tenerse muy en cuenta el origen del combustible nuclear, no solo el minado, sino también el procesado. Las consideraciones a tener en cuenta pueden variar de país a país, y en el caso de España se ha propuesto desde el sector minero la reapertura de la explotación de uranio aduciendo que ésta podría suplir un (por ahora) hipotético embargo ruso. Las autoridades no son favorables a esta reapertura, y el “apagón nuclear” español está programado (más o menos), por lo que parece difícil por ahora la vuelta de la minería de uranio a España.
También es posible estudiar alternativas al uranio, siendo posiblemente la más conocida la energía de fusión. Tanto el contexto energético como el geopolítico son fuentes de incertidumbre, por lo que solo queda esperar.
Imagen | DPA Germany
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