Una imagen vale más que mil palabras. Y si además se alimenta de datos, la impresión es aún, si cabe, mucho más elocuente. A finales de 2021 la Harvard Kennedy School (HKS) publicó un dosier con el clarificador nombre de “La gran rivalidad tecnológica: China VS EEUU” en el que, entre otras cuestiones, analiza la carrera por el despliegue de las energías verdes. Porcentajes y valores netos al margen, el informe incluye un gráfico que ilustra la idea que recalcan una y otra vez sus autores: el gigante asiático ha tomado la delantera para “dominar los eslabones clave” de la cadena. Y no le ha ido nada mal en el empeño.
Sus datos son desde luego llamativos.
Jugar bien las cartas. No siempre gana quien tiene más cartas, sino quien mejor las maneja. Esa es la primera idea que dejan los investigadores del HKS, institución ligada a la Universidad de Harvard: “En la carrera por aprovechar la energía verde, EEUU ha sido el principal inventor de nuevas tecnologías en las dos últimas décadas, pero China ha tomado la delantera en fabricación y despliegue”. Gracias a ese movimiento —avanzan los autores del dosier— la potencia asiática ha logrado “dominar múltiples eslabones de la cadena de suministro”.
Destacar en las etapas cruciales. Su estrategia le ha permitido controlar además partes “clave” en el esquema de las energías verdes, como la fabricación de equipos, las materias primas o el almacenamiento. “Aprovechando su condición de taller del mundo, China es ahora el fabricante dominante de equipos”, insisten los analistas. Y para muestra, un botón, o un par de porcentajes: si en 2000 producía menos del 1% de los paneles solares, en 2020 suministraba ya el 70%.
El escenario lo dibuja con claridad la agencia IEA, que ha publicado un pormenorizado informe en el que advierte: “Hoy en día, la participación de China en todas las etapas de fabricación de paneles solares —como polisilicio, lingotes, obleas, celdas y módulos— supera el 80% […]. Además, el país alberga a los diez principales proveedores de equipos de fabricación de energía solar fotovoltaica”.

Su "huella" en la eólica. No es el único indicador que muestra el peso del gigante asiático. Al menos a finales de 2021, cuando se publicó el informe, China aglutinaba cuatro de los diez principales fabricantes de turbinas eólicas del mundo, con un control del 40% del mercado. El dato superar con creces al de EEUU.
Buena muestra de su peso es que el propio sector europeo ve con recelo la competencia ejercida desde China: “Está comenzando a ganar algunos pedidos en Europa de turbinas. Llaman a la puerta”, reconocía hace poco Giles Dickson, de WindErope, a The Financial Times. Los datos del diario británico son también elocuentes: en 2018 sus mayores fabricantes sumaban el 36,6% de las instalaciones de turbinas a nivel mundial; en 2021 esa cuota se había disparado al 53,5%.
Y el manejo de materiales. He ahí otra de las claves. “China tiene un cuasi monopolio sobre varios de los insumos clave necesarios para los paneles solares, baterías y otras tecnologías ecológicas”, reflexionan los investigadores. Al menos en 2021 y siempre según sus cálculos, su peso era aplastante en el control del litio, el polisilico, los metales de tierras raras, el grafito natural y el refinado de cobalto, alcanzando importantes porcentajes de producción a escala mundial.
“Y allí donde China carece de recursos a nivel nacional, los ha conseguido en el extranjero”, abunda el informe, que recuerda que las empresas chinas controlan una parte importante de la producción de cobalto en algunas de las grandes minas de la República Democrática del Congo y han sabido posicionarse en el mercado del litio. En 2018 el gigante chino Tianqi Lithium, por ejemplo, disponía de cerca del 51% de uno de los yacimientos más importantes de Australia y se expandía en Chile tras haberse convertido en el segundo mayor accionista de SQM.
El caso de las tierras raras. Quizás el caso más paradigmático sea el de las conocidas como “tierras raras”, un grupo de 17 elementos químicos cruciales para la industria tecnológica y usos como las baterías de coches eléctricos o turbinas.
China ha sabido asentarse con una fuerza férrea en su cadena de suministro, hasta el extremo de que, según East Asia Forum, ha logrado entre el 50% y 60% de la cuota de mercado de la minería y el 80% de la capacidad de procesamiento. La situación ha llevado a múltiples esfuerzos internacionales, a nivel institucional, empresarial e incluso científico para aflojar ese dominio del gigante asiático.
Coches, baterías y grandes proyectos. El dominio chino en las tecnologías verdes no se queda tampoco en la fotovoltaica, la eólica o las tierras raras. Su peso resulta igual de crucial en el campo de la movilidad eléctrica: hace un año Business Insider publicaba que, más allá de su relevancia como mercado, había conseguido situarse a la cabeza en producción, con el 57,4% de la cuota mundial y un relevante flujo exportador. El informe BloombergNEF de finales de 2022 apuntaba además cómo lideraba el ranking global en la cadena de baterías de iones de litio.
A mayores Pekín también está destacando en su impulso de megaproyectos de energías renovables, con proyectos como el del enorme parque eólico offshore de Chaozhou o el que está desarrollando en Mongolia Interior, con la mayor estación fotovoltaica localizada en un desierto del mundo. Iniciativas que contrastan con su condición de nación más contaminante, aventajando con creces a EEUU.
Imagen de portada: State Power Investment Corporation Nei Mongol Energy Co y Harvard Kennedy School
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chuflator
Por otro lado,
China, no es que esté adelantando por la derecha a usa o ue, es que empieza a sacar cuerpos de ventaja.
Todo esto es consecuencia directa de la política de deslocalización que se produjo para mayor beneficio de las multinacionales y sus accionistas, con el beneplácito de los políticos, mientras fábricas y fábricas iban cerrando y trasladándose. Y la ruina de los trabajadores, redirigiendo a las clases trabajadoras desde un sector productivo bien remunerado hacia un sector servicios mal pagado.
Después, las férreas políticas medioambientales, mal aplicadas han sido la puntilla. Cuando una producción en Europa es tan gravosa y no se compensa con aranceles que equiparen, la consecución es la aniquilación del tejido productivo (entre otros me refiero a los gravámenes de CO2 sin gravar equivalentemente las producciones y transporte desde el exterior; error que tras 20 años aún sigue vigente).
Mientras aquí una inmensa cantidad de trabajadores son cada vez más pobres, allí los niveles de vida van subiendo.
Pero estamos dirigidos por una élite enajenada de la realidad, cuando no sobornada directamente por lobbies. Y cuando ya por fin las cuentas de las multinacionales son las afectadas dentro de las normas de la OMC, ahí es cuando se empieza a maniobrar... ¡pero hacia el proteccionismo, la guerra comercial, el nacionalismo y las amenazas de futuras guerras!
Y la gente comprando el discurso antichina.
No lo entiendo.
moreorless
al rato eeuu dira que eso es ilegal (solo para fastidiar a los chinos). jajaja
jaimejames
Porque quiere dar una imagen de verde, aunque no lo sea en realidad, no por nada China es el mayor contaminante del mundo, predador de especies en peligro de extinción y además va depredando los mares de otros países con enormes barcos pesqueros.
liszt606
Bueno, significa que veremos más "globos chinos" invadiendo United States 🙀
alt_facts
Pues ese dichoso dosier no aporta nada nuevo, simplemente recopila y expone las consecuencias de las políticas de deslocalización industrial que se han aplicado por más de una generación en los Estados Unidos y con mayor énfasis en la mayor parte de los países desarrollados desde la admisión de China en la OMC.
El fortalecimiento industrial de China y la consecuente debilidad de EEUU y occidente, es una tendencia que venía documentándose desde hace más de una década en diversos artículos de prensa que pasaron inadvertidos y en donde se cuestionaba el modelo que el establishment nos vendía: Teníamos que prepararnos para un futuro postindustrial, donde nos haríamos cargo del diseño y el marketing y otros se encargarían de manufacturar los productos.
Se ilustraba el resultado final de ese proceso de deslocalización, que consistía en una transformación de economías industriales (de productos tangibles) a economías de servicios, y la pérdida de oportunidades laborales y la caída en la calidad de vida de los trabajadores en los países desarrollados.
También se advertía sobre las consecuencias ocultas de tal proceso (deslocalización industrial) que no sólo se circunscribían a la pérdida de puestos de trabajo en las cadenas de montaje y ensamble, sino que tales pérdidas también se extendían a las cadenas de suministro, redes de logística e incluso a sectores de investigación y desarrollo que forzosamente tenían que establecerse en los lugares de manufactura, consecuencias que finalmente se traducirían en el avance tecnológico-científico del país receptor de la deslocalización (China en este caso), un asunto que se aborda con detalle en el dosier citado en el artículo.
P.S.
Existe un pequeño error en el enlace al dosier, al parecer es un carácter extra que dirige al navegador fuera del documento.
mszerox
Recordemos que el tema medio ambiental es lo que mas ODIAN aqui los cuñadis de a pie. Es como decir de capitalismo a los rojos.
Volviendo al tema, los Japos, Chinos y Coreanos estaban ya con tendencia a reciclar mas y mas, dejando no tantos residuos.
Lo malo es que sigue siendo caro, pero ya no hay de otra porque hay demasiada gente que genera mucha basura sin reciclar.
Hablando de ello, la India ahora es la campeona contaminante.
pewimo
Poco les ha durado. USA ya se ha puesto las pilas (nunca mejor dicho) con el plan de producción made in USA. Ojalá que la EU haga lo mismo.
chuflator
Por un lado.
El artículo está lleno de faltas tipografías a un nivel vergonzoso cómo para ser publicado.
¡Menuda cultura transmite el redactor! O escaso celo profesional.