El debate sobre la semana laboral de cuatro días cada vez resuena con más fuerza, por lo que era cuestión de tiempo que se convirtiese en un arma electoral de primer nivel. Más País ya llevó la propuesta en su programa de las elecciones generales de 2019, aunque por aquel entonces apenas se hablaba del tema. Ahora, la coalición de partidos de izquierdas Por Andalucía la ha introducido entre sus promesas electorales para las autonómicas de aquella comunidad autónoma, una acción que va a tener importantes repercusiones para este modelo laboral.
La propuesta andaluza. Por Andalucía ha prometido que, de llegar a la Junta, investigarán las posibilidades y la conveniencia de implantar una semana laboral de cuatro días en la comunidad autónoma. Algo parecido a lo que ya hizo Valencia antes de lanzar su programa piloto, aunque en el caso de los valencianos no se trató de una promesa electoral, sino de un proyecto impulsado desde las instituciones cuando Compromís ya estaba en la Generalitat.
El estudio de la viabilidad de la semana laboral de cuatro días en Andalucía se incluye dentro del plan ‘Trabajar para vivir’ de la formación política, que cuenta con diferentes iniciativas encaminadas a garantizar la conciliación laboral, según recoge Europa Press. Por el momento, esa es toda la información que ha compartido Por Andalucía al respecto.
Repercusiones. A pesar de que se trata de una propuesta tímida, un “estudiaremos la posibilidad de”, lo cierto es que el uso de la semana laboral de cuatro días como arma electoral supone un paso más en el debate sobre el modelo laboral. Si su introducción en el programa de Más País para las generales de 2019 hizo que se empezase a hablar de ella, lo de Por Andalucía es el punto de partida para que veamos la propuesta entre las promesas de más partidos de izquierda en próximos comicios autonómicos y nacionales.
Eso implica que la semana laboral de cuatro días, o al menos el estudio de su viabilidad, comenzará poco a poco a institucionalizarse, en función de la fuerza que obtengan los partidos que la incorporen en las elecciones.
Más País, por ejemplo, consiguió que el Gobierno de España introdujese una partida de 10 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para probarla, aunque su intención inicial era que fuesen 50 millones y en su programa se comprometía a impulsar cambios legislativos para reducir la semana laboral a 32 horas. Esto se debe a que la formación de Íñigo Errejón sólo cuenta con tres diputados y su peso en el actual Ejecutivo nacional es bastante modesto.
Compromís, en cambio, ha logrado que el proyecto piloto de la Comunidad Valenciana tenga la misma dotación presupuestaria para tres provincias que el del Gobierno central tiene para toda España, 10 millones de euros, porque la formación dirigida por Mónica Oltra es clave en el Ejecutivo de Ximo Puig. Compromís obtuvo en las últimas elecciones autonómicas 17 escaños y es socio de gobierno del PSOE con cuatro consejeros.
Lo que está por venir. Pase lo que pase con Por Andalucía, lo que está claro es que no será la única ni la última formación política en usar la semana laboral de cuatro días como promesa electoral. Es normal, se trata de una propuesta de interés creciente entre los trabajadores y que puede resultar muy atractiva a un electorado que cada vez presta más atención a la conciliación laboral y la salud mental.
Otra cosa es que el modelo se vaya a consolidar o que funcione, para eso habrá que esperar a los diferentes resultados electorales, a las iniciativas parlamentarias y a las conclusiones de los informes y los proyectos pilotos que se desarrollen al respecto.
El modelo. La semana laboral de cuatro días es un modelo de reorganización del trabajo que propone reducir la jornada de 40 a 32 horas semanales sin que esto suponga una reducción de sueldo. Los defensores de esta propuesta argumentan que trabajar menos hace que los profesionales estén más descansados y contentos, lo que provoca que su productividad aumente y que, a la larga, sean capaces de rendir lo mismo en menos tiempo.
No obstante, el modelo plantea muchas dudas entre algunos empresarios, que no creen que se pueda producir lo mismo en menos tiempo. Por eso han surgido propuestas alternativas, como las de Telefónica y Desigual, que plantearon trabajar un día menos reduciendo una parte del sueldo de los empleados, o la del Gobierno de Bélgica, que propuso mantener la jornada de 40 horas a la semana a razón de 10 horas al día de lunes a jueves.
Y esas no son las únicas dudas. A pesar de las ventajas que pregonan los defensores de la semana laboral de cuatro días para el bienestar de los trabajadores, recientes estudios señalan que puede suponer más estrés y presión para los profesionales al tener que hacer el mismo trabajo en menos tiempo. Asimismo, el modelo también plantea cuestiones sobre la desigualdad entre trabajadores de distintos sectores, pues los expertos aseguran que esa reducción a 32 horas de trabajo a la semana no se podrá extender a todo tipo de trabajos.
Imagen | Por Andalucía
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