No todos los días alguien compra una empresa por 44.000 millones de dólares y se carga su marca unos meses después. Pero si algo es Elon Musk es impredecible. Matar la marca 'Twitter' para abrazar la marca 'X', en cambio, sí es ligeramente predecible, porque si algo sabemos de él es que vive en permanente obsesión por la letra 'X'.
X.com fue el nombre de su segunda empresa, el germen de PayPal; SpaceX llegó después; la siguiente fue Tesla... con su Model X. X.ai llegó este año para competir contra OpenAI, y ahora Twitter se convierte en X. Hasta llamó X Æ A-Xii (el apodo es 'X') a su hijo en un movimiento que los antropólogos descifrarán cuando llegue el momento.
La historia de esa obsesión empezó en los noventa.
Q, X, o Z
Aunque uno podría esperar que la obsesión con la X tenga connotaciones sexuales, cosa nada reprochable si hablamos de alguien que también parece proclive a usar el número 69 a menudo, o a haber bautizado los coches de Tesla para que formen la palabra S3XY (la 'E' fue reemplazada por un '3' para evitar problemas legales); la historia es diferente.
Julie Anderson Ankenbradnt, una ejecutiva de PayPal durante los primeros años de vida de la empresa, ayudó a entender este origen en una pregunta de Quora en 2016 que le interpelaba directamente por lo que pensó sobre la marca 'X.com'.
Hubo una noche en la que Elon y el resto de fundadores de X.com (eran sus amigos de Canadá, fue antes de que la empresa fuese conocida como PayPal) nos sentamos alrededor de una mesa en la parte de detrás de un bar que desapareció hace mucho tiempo, el Blue Chalk, en Palo Alto.
Tratábamos de decidir cuál debía ser el nombre de la empresa. En ese momento, principios de 1999, la intención era construir una plataforma financiera revolucionaria de servicio completo (tarjetas de crédito, fondos mutuos y datos bancarios estándar, todo en un solo lugar, ¡imagínense! 🙂) y la cuestión era si debía ser Q, X o Z punto com.
Mientras ellos discutían acaloradamente sobre las asociaciones existentes de estas letras en particular, yo garabateaba horribles ideas de logotipos en una servilleta. Personalidades testarudas, ya saben. Finalmente, cuando la camarera trajo la siguiente ronda de bebidas, Elon le preguntó qué pensaba ella, y ella dijo que le gustaba X.com. Elon golpeó la mesa y dijo: "¡Eso es entonces!" y todos se rieron, pero al final eso fue más o menos cómo se decidió.
Yo coincidí con la camarera en que era la mejor opción entre las tres. Siempre supimos que darle la marca adecuada costaría una cantidad exorbitante de dinero debido a las connotaciones pornográficas de la letra X, pero al final eso nunca se materializó debido a la trayectoria de la empresa. Aun así, hicimos algunas tarjetas de débito simpáticas.
Y acompañó su testimonio con esta imagen:
Si atendemos a la explicación de Ankenbrandt, la elección de una camarera ante tres opciones (Q, X, Z) acabó resultando capital para el futuro empresarial de Elon Musk. Su devoción por la X siguió por muchos años más.
En 2017 recompró el dominio X.com a PayPal y dio las gracias públicamente a la empresa por permitirle tenerlo de vuelta. Dijo también que no tenía planes entonces para el dominio, pero que tenía "un gran valor sentimental" para él.
El valor sentimental de la nostalgia de aquella época, la de sus inicios empresariales, a la que se ha referido en más de una ocasión y que por un motivo dio nombre a su hijo.
Ya en ese momento otro usuario le respondió sugiriéndole que usar ese dominio como "web paraguas" para sus otras empresas podría tener sentido, a lo que Musk replicó que era probablemente el mejor uso que podría darle.
Ahora sabemos que sus planes pasan por convertir a Twitter en una superapp, y ya ha dado los primeros pasos para cambiar su marca a 'X', cerrando el círculo que abrió una camarera de un bar ya desaparecido en 1999.
En Xataka | Adiós Twitter, hola X: qué pretende Elon Musk con el último giro radical de la plataforma.
Imagen destacada | Xataka con Midjourney.
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