Si compraste una tarjeta prepago de Correos antes de febrero de 2023, es posible que tus fondos estén congelados

  • La empresa proveedora de estas tarjetas quebró en enero

  • Correos ya había pasado a Bnext como proveedora un año antes y permitió el traspaso de fondos

  • Quien no lo hiciera tiene ahora su dinero en un limbo de difícil solución

Las tarjetas prepago que vende Correos usan a Bnext como proveedor desde principios de 2023, pero las anteriores utilizaban a PCSIL, una empresa australiana.

De ella seguían dependiendo las tarjetas emitidas hasta entonces, pero su quiebra ha congelado abruptamente los fondos de sus usuarios, dejándoles sin acceso a su dinero, según ha publicado en exclusiva El Confidencial.

Por qué es importante. Todos los que comprasen una de estas tarjetas antes del cambio de proveedor y mantuviesen dinero en ella se quedan sin poder utilizarlo. Hay que matizar que, con la migración a Bnext, Correos ofreció la opción de traspasar los fondos. Esto afecta a quien no lo hizo.

De todas formas, la empresa anunció en febrero que los fondos podrían usarse hasta el 17 de enero de 2025, y de hecho hasta el mes de julio se podían seguir haciendo recargas. La interrupción llega seis meses antes de la fecha prometida.

Entre bambalinas. Tras la quiebra de PCSIL, Interpath fue la empresa encargada de la liquidación. Al informar al Banco Central de Irlanda sobre la insolvencia de esta, el regulador decidió paralizar inmediatamente todas las operaciones de la empresa. Incluyendo las devoluciones de fondos a los usuarios.

Correos, según recoge El Confidencial, no está proporcionando cifras sobre los afectados. Ni en cantidad de antiguas tarjetas con fondos, ni en la cuantía total de los mismos. Desde Xataka nos hemos puesto en contacto con la empresa, quien nos ha remitido a las comunicaciones oficiales de la liquidadora.

La gran incógnita. ¿Cuándo y cómo recuperarán su dinero los usuarios atrapados en este limbo financiero? Nadie tiene la respuesta a fecha de hoy. La liquidadora, eso sí, advierte que esos fondos están protegidos por la legislación europea y que no forman parte de los activos de la liquidación.

Los próximos pasos.

  1. Los liquidadores buscarán la autorización del Tribunal Superior de Irlanda para iniciar el proceso de devolución de fondos. Sin esa aprobación no se podrán dar más pasos.
  2. Se tendrán que resolver algunas incógnitas: quién asumirá la responsabilidad financiera y cubrirá los costes del proceso de devolución, quién atenderá a los afectados si el centro de atención al cliente de PCSIL fue cerrado, y cómo se gestionarán los retornos si los sistemas fueron desactivados.
  3. De momento, los usuarios solo pueden consultar su saldo mediante la API Get Balance, y depende de que Correos mantenga operativo el software necesario.

Además, este caso puede servir de precedente para que en el futuro se requieran mayores garantías y evitar un escenario similar.

Entre líneas. La quiebra de PCSIL y sus consecuencias nos recuerdan los riesgos asociados a las fintech intermediarias y a la falta de protección adecuada para quienes usan sus servicios financieros digitales.

El silencio de Correos sobre el número de afectados y las cantidades paralizadas sugiere que el impacto podría ser mayor del que se podría esperar. Al fin y al cabo, las tarjetas prepago suelen ser gastadas rápidamente, la transición se hizo a principios de año y Correos lo puso fácil para pasar los fondos a las nuevas.

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