Los mejores equipos de fabricación de circuitos integrados están en las manos de dos naciones: Países Bajos y Japón. La compañía neerlandesa ASML es por el momento la única capaz de producir las máquinas de litografía de ultravioleta extremo (UVE) que están utilizando TSMC, Intel y Samsung en sus nodos más avanzados. No obstante, Tokyo Electron, Canon y Nikon también desarrollan equipos litográficos muy sofisticados. Y las tres son japonesas.
Actualmente no es posible fabricar chips de vanguardia sin contar con el equipamiento de estas cuatro empresas, y China no tiene acceso a estos equipos de litografía. EEUU se lo impide con el propósito, según la Administración de Joe Biden, de evitar que el país liderado por Xi Jinping sea capaz de producir los semiconductores avanzados que necesita para desarrollar su capacidad militar. En su 'Estrategia de Seguridad Nacional' el Gobierno estadounidense expone con total claridad lo mucho que le preocupa el poderío económico, militar y tecnológico de China.
Le preocupa tanto, de hecho, que a principios del pasado mes de marzo y a petición del Ejecutivo estadounidense el Gobierno de Países Bajos aprobó nuevas sanciones que impiden a ASML vender a las empresas de este país asiático sus equipos de litografía de ultravioleta profundo (UVP). Estas son sus segundas máquinas de fabricación de chips más avanzadas, lo que deja a China en una posición muy delicada debido a que, además, nunca ha podido acceder a sus equipos UVE.
A China no le queda más remedio que recurrir a Japón, pero EEUU vigila
La única opción del Gobierno chino para evitar que su industria de los semiconductores se estanque es llegar a un acuerdo con Japón para que este último país le venda los equipos litográficos que produce sin restricciones de ningún tipo. Wang Wentao, el ministro de Comercio chino, ha reclamado a Yasutoshi Nishimura, su homólogo japonés, la detención de unas "malas actuaciones que violan seriamente las reglas del comercio internacional".
China advierte a la alianza liderada por EEUU que utilizar el comercio como un arma tendrá consecuencias
A principios del pasado mes de abril Nishimura confirmó que su país prohibirá la venta a China de 23 categorías de equipos involucrados en la fabricación de semiconductores avanzados. Esta medida entrará en vigor durante el próximo mes de julio y representa la consolidación definitiva de la presión que el Gobierno de EEUU está ejerciendo sobre sus aliados. Como es lógico, la Administración china está haciendo todo lo que está en su mano para evitar que este paquete de sanciones procedente de Japón entre en vigor.
No obstante, puede hacer algo más. Algo, incluso, más contundente: impedir a las empresas extranjeras más sensibles el acceso al descomunal mercado chino. En cualquier caso, el Gobierno de Xi Jinping no se ha mantenido a la expectativa. Mao Ning, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, ha asegurado que "la utilización de la economía, el comercio y la tecnología como si fuesen un arma con el propósito de desestabilizar la cadena industrial global no herirá solo a los demás; también dañará a quien realiza estas prácticas". No cabe duda de que es una advertencia en toda regla.
Hace unas horas el Ministerio de Comercio chino ha emitido un comunicado en el que insta a la Administración japonesa a cooperar en los ámbitos de la economía y el comercio. Japón se está moviendo entre dos aguas, pero en la coyuntura actual este país asiático está mucho más cerca de EEUU que de China, algo que ha quedado patente durante la cumbre del G7 que se ha celebrado en Hiroshima hace pocos días. Veremos qué sucede durante las próximas semanas, pero lo más probable es que, como está previsto, el último paquete de sanciones de Japón entre en vigor durante el próximo mes de julio.
Imagen de portada: ASML
Más información: Reuters
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