Pocas criaturas marinas despiertan tanta expectación como las ballenas jorobadas. Su inmensidad, en el sentido más amplio de la palabra, explican por sí solo la fascinación por ellas. A finales del año pasado un ejemplar fue noticia tras recorrerse 13.000 km y tres océanos, una distancia de récord, con un solo objetivo: reproducirse. Este fin de semana otro miembro de la familia ha sido la estrella de las redes. En este caso por engullir a un hombre y su bote en Chile.
Un encuentro inesperado. En un incidente ciertamente extraordinario, las imágenes de Adrián Simancas, un joven de 23 años, han dado la vuelta al mundo. El hombre fue momentáneamente envuelto por la boca de una ballena jorobada mientras navegaba en una embarcación inflable en la Patagonia chilena.
El suceso, ocurrido cerca del Faro San Isidro y Bahía El Águila, en el Estrecho de Magallanes, fue capturado en video por su padre, Dell Simancas, quien documentaba el oleaje cuando el mamífero marino emergió de forma inesperada.
Una fracción de segundo de incertidumbre. Adrián ha tratado de explicar a los medios cómo sintió el incidente. El joven recuerda sentir un golpe desde atrás antes de ser envuelto por una estructura oscura y resbaladiza. “En cuestión de un segundo, algo de color azul oscuro o blanco me cubrió por completo y sentí una textura viscosa rozar mi cara”, ha relatado.
Al cerrarse la boca de la ballena, el joven creyó haber sido devorado, pero tras un breve instante, su chaleco salvavidas lo impulsó nuevamente a la superficie. Su bote también emergió poco después, mientras la ballena desaparecía bajo las aguas.
La reacción del padre. Dell Simancas, de 49 años, médico anestesista y experimentado en actividades al aire libre, reaccionó con bastante tranquilidad pese al shock inicial. En el video se le escucha decir con voz firme: “Tranquilo, agarra el bote”, cuando su hijo reaparece en la superficie. Adrián, quien nunca había visto una ballena, atribuye su control emocional a los consejos de su padre.
La explicación científica del viral. Los expertos coinciden en que este tipo de encuentros entre ballenas jorobadas y humanos son extremadamente raros. Le contaba estos días al New York Times Jooke Robbins, directora del Programa de Estudios de Ballenas Jorobadas en el Center for Coastal Studies en Massachusetts, que es probable que el cetáceo estuviera realizando una maniobra de alimentación en la superficie y que no detectara la presencia del joven.
Dianna Schulte, del Blue Ocean Society for Marine Conservation, explicaba que estos cetáceos carecen de biosonar y dependen principalmente de su audición para orientarse. Además, las pequeñas embarcaciones sin motor, como el bote de Simancas, producen muy poco ruido, lo que podría haber dificultado que la ballena notara su presencia, especialmente en las condiciones nubladas del momento.
Las jorobadas no tragan humanos. Obviamente, la escena ha dado pie a la gran pregunta, ¿pueden las ballenas jorobadas engullir humanos? A este respecto, la bióloga marina María José Pérez Álvarez aclaraba en el Guardian que estos cetáceos no pueden “devorar” a un ser humano, ya que su esófago es demasiado pequeño y su sistema de alimentación se basa en filtrar krill y peces pequeños con sus barbas, en lugar de dientes.
Por tanto, los expertos aseguran que es físicamente imposible que una jorobada trague a una persona. Danny Groves, de Whale and Dolphin Conservation, afirmó que los humanos no forman parte del menú de estos cetáceos y que lo más probable es que la ballena simplemente estuviera alimentándose sin notar la presencia del kayak. Kevin Robinson, director de la Cetacean Research & Rescue Unit, contaba que, aunque la boca de una jorobada puede abrirse hasta 3 metros de ancho, su garganta es apenas del tamaño de un puño humano, lo que impide que pueda ingerir algo tan grande como una persona o un kayak. “Cualquier objeto en su camino se convierte en parte del proceso de engullimiento, pero no puede ser tragado”, precisó.
Riesgos de interacción. Por supuesto, existe cierto riesgo en estas interacciones. Aunque Simancas salió ileso, los expertos advierten que estos encuentros pueden resultar peligrosos. Pérez Álvarez enfatizaba que una ballena jorobada, que puede alcanzar los 18 metros de largo, podría haberlo golpeado accidentalmente con alguna parte de su cuerpo, causándole lesiones graves.
Kayakistas locales también señalaron que Simancas y su padre estaban demasiado lejos de la costa y demasiado cerca de la ballena. Guillermo Meza, operador de tours en la zona, destacó que se recomienda mantener una distancia mínima de 100 metros con estos animales y permanecer completamente inmóviles si ellos se acercan.
No es la primera vez. Aunque inusual, el caso del joven en Chile no es el primero en el que una persona se encuentra dentro o cerca de la boca de una ballena jorobada. En 2021, un buzo dedicado a la pesca de langostas en Massachusetts fue atrapado brevemente en la boca de una jorobada antes de ser expulsado con algunas contusiones. En 2020, una ballena en California levantó un kayak con dos mujeres a bordo, y en 2022, un ejemplar en New Hampshire volcó una embarcación arrojando a sus ocupantes al agua.
Un aprendizaje de vida. De lo que quedan pocas dudas es de que el evento quedará grabado a fuego en la vida del joven. El incidente dejó a Simancas con un profundo respeto por la naturaleza y la necesidad de extremar precauciones en futuras expediciones. De hecho, planea mantenerse más cerca de la costa en las próximas travesías y reflexiona sobre lo que considera una segunda oportunidad.
“Me sentí bendecido con una nueva chance para revisar los errores que me llevaron a estar ahí, no solo en la expedición, sino en la vida misma”, zanjó a los medios.
Imagen | GRID-Arendal
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