Para los cartógrafos de National Geographic se cumple aquello de que "nunca es tarde si la dicha es buena", aunque sea hablando de grandes extensiones de agua que han estado ahí desde (casi) siempre. Llegado el día mundial de los océanos (porque todos los días es el día de algo), estos científicos han considerado que ya es hora de reconocer el quinto océano terrestre.
Sin mirar en ningún sitio podemos hacer el sencillo ejercicio de recordar qué océanos hay en la Tierra. Según el caso podremos recordarlos todos, quizás parte de ellos, y en cualquiera de éstos podremos pensar que hay cuatro o cinco. Este quinto lugar dudoso se lo lleva el océano Antártico, Glacial Antártico, Meridional, Austral u océano del Sur, cuya existencia ha sido cuestionada, así como sus límites. Y ahora este grupo de cartógrafos dice que sí que existe y que ya está bien, con pruebas, claro.
El océano de Schrödinger
Aunque los tengamos constantemente vigilados, aunque cada vez sepamos más de ellos y de lo que influyen globalmente, los océanos han podido estar relativamente descuidados. De hecho, aunque esta noticia pueda extrañar o sorprender, la cartografía de los océanos es algo que se asume pero que en realidad aún no se ha hecho, existiendo un proyecto para lograrlo antes de 2030.
Hablando de esto, cuentan en National Geographic que llevan haciendo mapas desde 1915, y que desde entonces para ellos ha habido cuatro océanos: Pacífico, Atlántico, Índico y Ártico. Normalmente han seguido las determinaciones de la Organización Hidrográfica Internacional (IHO) en cuanto a la nomenclatura marina, si bien no son el responsable estricto en este sentido, pero por el peso que tienen.
Sin embargo, la propia IHO cambiaba de parecer sobre este océano. En 1937 lo reconoció, pero en 1953 rechazaba esta designación y desde entonces no ha habido acuerdo entre los miembros que la forman.
Así, el punto de debate de hablar de océano del Sur o no (o cualquier otra denominación) está en que no llega a haber un consenso entre geógrafos y demás expertos. Como explican, ellos mismos han tardado tantos años en reconocerlo porque "nunca ha habido un consenso internacional" que facilitase un reconocimiento claro de que se trata de un quinto océano y no de unas aguas más frías de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.
"Los glaciares son más azules, el aire más frío y las montañas más intimidatorias"
Los límites del océano del Sur se establecen desde las costas de la Antártida hasta los 60 grados sur. Es decir, más o menos es la extensión de agua que rellena una circunferencia alrededor de la Antártida, restando precisamente la superficie de la región.
Lo particular es que en este caso no hay masa continental que defina lo que serían las fronteras físicas de este océano, sino que son las corrientes. En concreto, la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), una de las corrientes más grandes del mundo que encierra aguas más frías y menos saladas que las de los océanos limítrofes al norte.
La envergadura de la CCA es tal que su estado y pauta tiene un impacto directo con el clima global, dado que es un importante almacén de carbono (en el fondo oceánico) y contribuye a la circulación global de aguas al absorber agua del Atlántico, Pacífico e Índico. Algo que ha contribuido a la tardía determinación de los cartógrafos de National Geographic, dado que la CCA ayuda a mantener la Antártica fría y es algo que preocupa bastante por los datos que van saliendo sobre su deshielo y calentamiento.
De hecho, según reconocen, el océano del Sur favorece que el área sea un ecosistema marino único, con especies que sólo habitan en estas aguas. De ahí que el reconocimiento, el ponerle una etiqueta clara por su parte, pueda ser de ayuda para ponerlo en valor, darle entidad y así promover la protección del área.
Además, algunos de los científicos hablan, incluso, de una sensación distinta. De una manera coloquial, Seth Sykora-Bodie, científico marino en la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) e investigador de National Geographic, lo describe como algo así como algo que te embriaga una vez lo visitas.
Según él, a "cualquier persona que haya estado allí" le costará explicar qué ocurre, por qué es tan "hipnótico", y en su caso explica que "todos coincidirán en que los glaciares son más azules, el aire más frío, las montañas más intimidatorias y los paisajes más cautivadores que en cualquier otro sitio al que vayas". Algo más poético que científico, pero que también ayuda a su manera a dar esa entidad a este océano ya para unos pocos más.
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