No está siendo una temporada normal en el Atlántico y eso se nota. Vaya si se nota
Mientras el Atlántico tropical está sorprendentemente tranquilo, el Atlántico Norte se ha convertido en una caja de bombas. Ciaran, la enorme tormenta profunda que está generando vientos dignos de un huracán en buena parte de Europa Occidental (norte de la península, incluido) es solo un ejemplo de un proceso muy llamativo: una gran fábrica de borrascas.
¿Qué está pasando? Como explicaba muy bien el meteorólogo Martín León en RAM, no hay una sola razón que explique este problema. No siquiera puede decirse que haya un ramillete pequeño de razones que expliquen esta efervescencia meteorológica y esta agresividad explosiva.
Sin embargo, hay cuatro grandes mecanismos que podrían resumir lo que está pasando.
La corriente en chorro es muy intensa. Como hemos explicado en otras ocasiones con mayor detalle, las "corrientes en chorro" son grandes caudales de aire que distribuyen el calor y el frío a lo largo de todo el planeta. Estas corrientes surgen en zonas limítrofes entre dos masas de aire con distintas propiedades y, dependiendo del contraste térmico entre esas masas, van modificando sus características a lo largo del año.
Ahora mismo, los oestes a niveles altos están alcanzando velocidades de entre 200 y 300 km/h. ¿El motivo? Que "el contraste entre las temperaturas polares y tropicales" es muy elevado.
La parte occidental del Atlántico está muy activa. Como señala Martín León, otro factor clave es la presencia de borrascas en la zona de la costa este de EEUU. Como ocurre a menudo en meteorología las condiciones pueden ser propicias para algo, pero sin 'chispa' ese algo no acaba de materializarse. Estas borrascas en niveles bajos son la chispa.
Una chispa que es recogida por el chorro polar y las empuja hacia el este ampliándolas, haciéndolas más profundas y, finalmente, estrellándolas contra la vertiente atlántica del continente europeo.
¡Energía! ¡Mucha energía! O lo que es lo mismo, el Atlántico norte lleva meses con anomalías altísimas en su temperatura superficial. Salvando las distancias, "altas temperaturas superficiales" es el equivalente meteorológico a "gasolina". Esto hace que, en su camino hacia Europa, las borrascas del oeste no dejen de crecer y crecer.
Y, por último, los ríos atmosféricos. En las últimas semanas, en toda la región limítrofe entre la zona norte y la tropical del Atlántico han ido surgiendo unos larguísimos ríos de humedad que "realzan la actividad del desarrollo y la profundización de estas borrascas dopadas de calor y humedad".
¿Qué podemos esperar? De nuevo, nadie lo tiene muy claro. Todo parece indicar que este proceso seguirá activo (con mayor o menor intensidad) hasta donde llega nuestra capacidad predictiva. Eso es sinónimo de borrascas profundas (y problemas de récord). No obstante, estamos en otoño y eso significa una sola cosa: imprevisibilidad. Habrá que estar atentos.
Imagen | AEMET
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