Hagamos un pequeño repaso. En la última década, la población de ratas creció un 390% en Washington DC, un 300% en San Francisco, un 186% en Toronto y un 162% en Nueva York. El problema no es solo que haya una "tendencia significativa de aumento en el número de ratas" en las mayoría de macrociudades de Occidente, el problema es que todo apunta a que esas tendencias continuarán.
¿De dónde sale todo esto? Que, tras años escuchando que las ratas cada vez eran más numerosas en las ciudades del mundo, un equipo de la Universidad de Richmond se ha decidido a comprobarlo. Para ello, han recogido datos públicos (desde número de avistamientos a informes de inspecciones) de 13 grandes ciudades estadounidenses, Amsterdam, Toronto y Tokio.
Una muestra pequeña, sí. Y no solo por USAcentrismo. Es importante tener en cuenta que hay muchas ciudades que no han podido formar parte del estudio porque o bien no tienen o bien no quieren hacer públicos los datos sobre sus poblaciones de ratas. Sin ir más lejos, ni Londres ni París han podido incluirse aunque los investigadores lo han intentado.
Aunque la pretensión de los investigadores es que los resultados son representativos ("no habría motivos para esperar que fuera diferente en otros lugares", explicaba Jonathan Richardson, el investigador principal), lo cierto es que están algo sesgados. Eso sí, para lugares como España sí que pueden resultar interesantes.
¿Por qué crecen las ratas? El fenómeno es multidimensional, pero los investigadores han encontrad un factor clave: la subida de las temperaturas medias. Como explican los investigadores, las ratas no dejan de ser pequeños mamíferos y, como tales, "sufren durante el invierno". Pero "con temperaturas más altas pueden reproducirse y buscar alimento durante más tiempo".
El mejro ejemplo de esto es Toronto; donde, durante siglos, los duros inviernos sirvieron de "control de plagas natural", pero la concatenación de años históricamente cálidos ha hecho que la población se dispare.
¿Y ha pasado en todas las ciudades investigadas? Como habréis supuesto por el simple hecho de que hago esta pregunta, no, no ha pasado. Tokio, Louisville y Nueva Orleans han visto disminuir el número de ratas. Y la verdad es que no está claro por qué. Se sabe que en Nueva Orleans han hecho campañas, pero no hay muchos más hilos de donde tirar.
¿Entonces podemos aprender algo de todo esto? Parece que sí. Para los investigadores está claro que la estrategia ganadora no es matar a las ratas que ya están en la ciudad, sino hacer de esa ciudad un sitio poco confortable para ellas. Algo que, en EEUU, se resume en usar contenedores.
En el resto del mundo, en cambio, nos invita a pensar otras formas de gestionar los ecosistemas urbanos. Una que tenga en cuenta que enzarzarse en una carrera armamentística no tiene sentido: siempre vamos a perder. Por un lado o por el otro. Lo mejor es ir un paso más allá.
Imagen | Mert Guller
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