Resulta tan evidente qué es lo que hace bien (en algunos -bastantes- momentos, muy bien) la primera película en solitario de Wonder Woman que la leve sensación descorazonadora al salir de la sala se incrementa: si está tan claro qué funciona la película, ¿por qué se empeña en dar pasos erráticos su visión de la heroína más importante del Universo DC? Si Patty Jenkins demuestra que su visión es arriesgada y consistente, ¿por qué no pisa a fondo en esa dirección?
La primera y lógica respuesta es que DC no está como para tomar riesgos: las películas de Zack Snyder protagonizadas por Batman y Superman, digamos que el canon del actual universo cinematográfico DC, son locuras con un tono y una textura inconsistente incluso dentro de las propias películas. Y las que han intentado salir de ese esquema, como 'Suicide Squad', han sido desastres sin paliativos.
'Wonder Woman' va, en cierto sentido, a lo fácil: una historia de origen lineal y sin complicaciones. Con secundarios gustosos, con una heroína sin traumas (literalmente sin traumas: su misión está muy por encima de patologías que llevan a millonarios a disfrazarse de ratones con alas) y una trama que no se bifurca en decenas de caminos imposibles de cerrar satisfactoriamente, como pasaba en 'Batman v Superman'.
No hay ningún problema con eso: el encanto de, por ejemplo, la primera película del Capitán América, que 'Wonder Woman' tiene como claro referente, es que antes de que Marvel se convirtiera en una explosión continua de películas interconectadas entre sí, aquella 'El primer vengador' era, sencillamente, una película bélica con superhéroes. Con un nazi deforme y una historia de origen emotiva y bien contada.
Una película sencilla: para mal y para bien
'Wonder Woman' va por los mismos derroteros: plantea el origen del personaje en la isla, resume su origen divino y la manda a un mundo en guerra con una misión. El interés romántico -es inevitable-, existe, pero no hay altibajos ni desencuentros: es más un unir los puntos que una auténtica trama secundaria.
¿Es todo eso necesariamente un problema? Sí y no: cuando funciona, esa pulcritud y sencillez otorga a la película un sabor de genuino comic-book, con sus peleas rebosantes de auténticas splash-pages en movimiento, asimilando las enseñanzas estéticas de Zack Snyder pero despojándolas de confusión, oscuridad y dramatismo. 'Wonder Woman' exhibe orgullosa su sencillez argumental y estética.
Las recientes declaraciones de sus responsables de que no han cargado las tintas en la violencia ni en el componente erótico para que la película fuera para todos los públicos y "ninguna niña se quedara sin ver Wonder Woman" se puede aplicar a todo tipo de espectadores potenciales y a todos los aspectos del film. 'Wonder Woman' no quiere que nadie desconecte de su ingenua aventura iniciática, y por eso apenas se cruza con otras películas DC.
La sencillez de 'Wonder Woman' afecta, sobre todo, a la parte más estrictamente bélica de la película.
¿La cara B de esa decisión? La película es tan sencilla que cuando se adentra en los terrenos de la película de espías no lo puede dejar en segundo plano. Entra con toda la artillería en la parafernalia bélica, ofreciendo al espectador una aventura de superhéroes durante la 1ª Guerra Mundial en constante huída hacia adelante. Cuando no funciona, 'Wonder Woman' no funciona en absoluto.
Por suerte, también es así en la otra dirección: cuando 'Wonder Woman' funciona es perfecta en su honesta contemplación del mito superheroico de forma frontal. El mejor ejemplo está en el soberbio tramo en la isla de Temiscira, que pese a su tono explicativo de película de origen está lleno de personajes con fondo, imágenes para el recuerdo y un par de secuencias de acción que están entre lo mejor de la película.
Y lo mismo se puede decir del tan comentado componente feminista del film. Desde luego, comparado con aburridos choques de testosterona como 'Batman v Superman', que se reducen a dos hombres diciéndose a gritos y a puñetazos lo fuerte que sienten muy adentro, 'Wonder Woman es un oasis'. Sobre todo gracias a la espectacular creación de Gal Gadot, perfecta a medio camino entre la cercanía y la omnipotencia.
Su reivindicación de una forma de contemplar la vida y los conflictos humanos femenina y constructiva pero no por ello afectada o necesitada de protección masculina es un radical punto y aparte con tantas películas de superhéroes, y entronca bien con la tradición del personaje y con los valores que lleva comunicando no ya desde la apasionante reformulación de la heroína a manos de George Pérez en los ochenta, sino de su encarnación original en los años cuarenta.
Pero al mismo tiempo, se queda a medio camino. No, Wonder Woman en ningún momento hace funciones de damisela en peligro, no llega a esos extremos, pero Warner, DC y Patty Jenkins tienen en sus manos un arma muy poderosa y un personaje icónico y lleno de significado que no exprimen a fondo. 'Wonder Woman' está mirando en la dirección correcta aunque sus primeros pasos sean dubitativos. Todo hace pensar que lo mejor está por venir.
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