Todas las películas de Studio Ghibli, ordenadas de peor a mejor

Fue de las sorpresas más agradables de 2020 en el competitivo panorama del streaming: Netflix tenía los derechos de streaming de (casi) todas las películas de Studio Ghibli, la mítica productora de anime donde Hayao Miyazaki dirigió sus creaciones más exitosas. Una auténtica avalancha de anime clásico, pero con un sello de modernidad único y reconocible. Siguen disponibles en la plataforma, para disfrute de los amantes de la animación.

Para celebrarlo hemos decidido repasar los grandes hitos del estudio: ecología, monstruos, humanismo, viajes a mundos inimaginables, ternura e imaginación en una tanda de películas que vale la pena revisar una a una. Acompañadnos en esta montaña rusa por las películas de Studio Ghibli, ordenadas de peor a mejor. Y como siempre, os recordamos que este orden obedece a la opinión personal del redactor. Esperamos leer la vuestra en los comentarios.

23 - Earwig y la bruja (2020)

Un absoluto desastre en términos visuales, que aunque parte de una historia netamente Ghibli (aunque casi acaba convirtiéndose en autoparodia involuntaria), es una pálida imitación de la expresividad y el encanto de las películas clásicas de la productora. En ella, una niña de diez años que tiene la capacidad de que se cumpla siempre su voluntad entra a trabajar al servicio de una bruja. Algún hallazgo plástico esporádico no borra la sensación de que Ghibli no será capaz nunca de competir con Disney y Pixar en sus mismos términos... cosa que nunca había necesitado hacer.

22 - Cuentos de Terramar (2006)

Aunque está considerada de forma unánime la peor película del Studio Ghibli (hasta la llegada de Earwig y la bruja), la primera producción del hijo de Miyazaki no está carente de interés (es lo que tiene Ghibli: las peores son, simplemente, menos mejores). Pero el atrevimiento de adaptar las complejas, palpitantes novelas originales de la gran Ursula K. Le Guin se salda con una fantasía del montón pese a querer respetarle giros y personajes (o quizás debido a eso). El protagonista es un joven autoexiliado de su tierra tras asesinar a su padre, y puntúa alto como uno de los protagonistas más antipáticos de Ghibli. Técnicamente, eso sí, delata el año de su producción y tiene escenas de acción fabulosas.

21 - Puedo escuchar el mar (1993)

Una producción televisiva absolutamente menor, pero que tuvo un reciente reestreno en cines en una versión restaurada. Nació como un experimento que no se repitió, en el que el estudio dejó a algunos de sus miembros más jóvenes poner en pie un proyecto, y describe un triángulo amoroso juvenil. Sin grandes alardes y técnicamente a la par con las producciones televisivas en la época (aunque con algo más de espacio para el preciosismo y la experimentación), es un entretenimiento agradable y poco más.

20 - La colina de las amapolas (2011)

Quizás la experiencia de adaptar una historia tan abiertamente de fantasía como 'Cuentos de Terramar' dejó a Goro Miyazaki con ganas de algo más realista, y experimentó con ello con esta película coescrita con su padre. El resultado no brilla especialmente en ningún aspecto, pero el preciosismo visual y el ritmo tranquilo, veraniego, es una delicia. Ambientada en los años sesenta, relata secretos familiares y amores juveniles, y tiene una exquisita ambientación histórica cotidiana -con las Olimpiadas de Tokyo revolucionando el país y disipando el recuerdo de la II Guerra Mundial-, sin duda lo más interesante del conjunto.

19 - El recuerdo de Marnie (2014)

Absolutamente exquisita en lo visual, esta historia de fantasmas carece del típico sello Ghibli porque se inspira en una novela británica de los sesenta. En ella, una chica depresiva y solitaria conoce a una jovencita misteriosa que vive en una vieja mansión. Lo mejor, aparte de la ambientación y los increíbles diseños rurales son todas las ideas que la película inyecta entre líneas acerca de temas como la depresión o los niños sin familias convencionales, y la franqueza con la que plantea una relación adolescente de tintes lésbicos honesta y sin estridencias.

18 - Arrietty y el mundo de los diminutos (2010)

Otra historia que, quizás por el origen británico del libro que la inspira, no termina de sentirse cien por cien Ghibli, pero que sin duda es toda una delicia animada. Su protagonista, una borrower -diminutos seres de unos pocos centímetros de alto que viven ocultos en las casas de los humanos y viven de coger prestados objetos y alimentos que no echaremos de menos- sí que está en sintonía con otras heroínas del estudio, y sin duda es lo más destacable de una película soberbia en lo visual y con una banda sonora de Cécile Corbel absolutamente espectacular.

17 - Susurros del corazón (1995)

Yoshifumi Kondo iba a ser el sucesor de Miyazaki y Takahata en Ghibli, pero falleció dejando como único legado esta excelente película que habla de un tema muy complicado de llevar a imágenes: el proceso creativo (el literario, además, especialmente abstracto e introspectivo) y el deseo de dedicarse a ello por encima de ocupaciones más mundanas. Todo con una historia de amor adolescente de fondo, la que desencadena la ambición como escritora de la protagonista, en una de las películas de Ghibli que -pese a su gato parlante- más apuesta por la cotidianeidad.

16 - Mis vecinos los Yamada (1999)

Isao Takahata dirigió algunas de las películas más extrañas e inclasificables de la filmografía de Ghibli, y posiblemente, esta es la que más alto puntúa en ambas categorías. Fue la primera película enteramente digital del estudio, pero a pesar de ello su estilo de dibujo en acuarela le da un componente táctil muy acentuado. Se distancia de la complejidad narrativa de otras películas del estudio con una serie de viñetas casi independientes sobre las vivencias cotidianas de una familia completamente normal, y donde el fantástico y el folclore tradicional se introducirán con la misma cotidiana sencillez. Una rareza sumamente disfrutable.

15 - El viento se levanta (2013)

La que iba a ser la última película de Miyazaki es un apacible resumen de muchas de sus obsesiones: la guerra como ente monstruoso que corrompe las almas más puras, la imaginación humana como la más grande de nuestras posesiones, los cacharros voladores y la mezcla de realismo (es la biografía de un diseñador de aviones cuyas creaciones fueron tristemente usadas como máquinas de guerra por el ejército) y fantasía (aquí con unas secuencias oníricas apabullantes). Pese a la esperable exquisitez visual, narrativamente es menos ambiciosa que otras de su director, pero sigue siendo un despliegue de técnica y talento demoledores.

14 - Recuerdos del ayer (1991)

Si hay una película de Ghibli que pueda ser calificada para adultos es esta, y obviamente no porque tenga contenido moralmente conflictivo, más bien al contrario. Pero su observación del paso de la infancia a la vida adulta está reflejada con una madurez y cierto poso nostálgico (pero una nostalgia nada tóxica, como no podía ser de otro modo), por lo que posiblemente un niño no encontrará demasiado de interés aquí. La renuncia a cualquier tipo de fantasía en la historia de una mujer que reflexiona sobre qué vivencias infantiles la convirtieron en lo que es, certifica lo singular de una de las películas más inclasificables de Ghibli, y que no llegó a Occidente hasta hace poco.

13 - La tumba de las luciérnagas (1988)

Hay quien tiene esta película de Isao Takahata como una de las mejores de Studio Ghibli, y es comprensible: con unas dosis de tragedia absolutamente inauditas en el cine de animación (incluso dentro de los estándares japoneses), esta historia de un par de hermanos intentando sobrevivir a los estragos de la guerra es de las que dejan el corazón encogido. Sin embargo, su apuesta por lo lacrimógeno a veces es un poco salvaje y peca de tosquedad. La prueba: fue estrenada en su día, en loquísimo programa doble, con 'Totoro'. Ambas tratan el tema de la soledad infantil, pero los hallazgos narrativos de una y otra son incomparables, por mucho que 'La tumba...' sea infinitamente más triste.

12 - Haru en el reino de los gatos (2002)

Si eres fan de los gatos de Ghibli (y qué persona decente no lo es, cabe añadir), 'Haru en el reino de los gatos', un spin-off muy relativo de 'Susurros del corazón', es para ti. En ella una chica salva la vida de un gato en la carretera y resulta que es el príncipe del Reino de los Gatos y quiere casarse con ella. Pese a que la joven declina la oferta, se nos abre la puerta a un mundo maravilloso de gatos antropomórficos pero que no dejan de ser muy, muy gatos. A menudo infravalorada, pero con un sentido del humor inocente y respondón absolutamente adorable.

11 - Pompoko (1994)

Una de las caras más singulares de Ghibli es la ecoterrorista, y de todas las películas de la casa que abogan por la acción directa para enfrentarse al progreso que devora el planeta, esta es la más estrafalaria. El director de 'Mis vecinos los Yamada' pone de héroes aquí a unos mapaches japoneses que usan sus poderes multimórficos para asustar a los trabajadores de una desalmada construcción, en planes cada vez más delirantes y propios de un slapstick demente. La secuencia del catálogo de transformaciones está entre los momentos más brillantes y chiflados del estudio.

10 - El cuento de la princesa Kaguya (2013)

La última película de Takahata retoma la estética de acuarelas de los Yamada, pero cambia radicalmente la ambientación, esta vez basándose en un cuento de hadas tradicional japonés del s. X. Éste cuenta la historia de una chica nacida de una caña de bambú que, cuando crece, es enviada por sus padres a un palacio para convertirse en noble. Aunque es levemente más larga de lo que le conviene, 'El cuento...' exhibe un asombroso despliegue expresivo gracias a una animación aparentemente sencilla, pero en realidad sofisticadísima, con un festival de colorido y dinamismo absolutamente orgánico y arrebatador.

9 - Nicky, la aprendiz de bruja (1989)

Quizás la película más Disney de Ghibli, por así decirlo. También una de las más luminosas y coloristas, y uno de los mejores ejemplos de la casa en la que lo fantástico no se muestra como una fuerza devastadora que arrasa con el realismo, sino como una forma de costumbrismo más. La historia de una jovencísima bruja que tiene que instalarse en la gran ciudad y se monta un Glovo ella sola es una de las más bellas (y divertidas) parábolas sobre la superación personal que ha dado el estudio, y una de las que mejor ha definido junto a 'Totoro' la cara más radiante de Ghibli.

8 - Nausicaä del Valle del Viento (1984)

No es estrictamente una película de Ghibli, sino la última que dirigió Miyazaki antes de fundar la compañía, pero todos la consideramos así porque exhibe sin rubor una buena cantidad de sus constantes estéticas y temáticas, sobre todo en lo que se refiere al protagonismo femenino y el mensaje ecologista. Con una estética deliciosamente ochentera, nos sitúa en un mundo postapocalíptico de hongos e insectos gigantes, y una especie humana que se mueve entre las costumbres medievales y los artilugios steampunk. Para un programa doble excelso con 'La princesa Mononoke'

7 - El castillo ambulante (2004)

Una de las películas más discutidas de Miyazaki, si no la que más, debido a un argumento al que no le importa ser confuso y sus múltiples giros de tono y trama. Sin embargo, la imaginería de la película es poderosísima, empezando por el increíble castillo del título, donde vive un brujo mitad pájaro que se enamora de una joven que ha sido transformada en anciana por una maldición. La fe absoluta del film en la imagen fantástica pura como abstracción y como unidad mínima de la narración es lo que te hará caer a sus pies o verla con cierto distanciamiento.

6 - El castillo en el cielo (1986)

La primera película oficial de Studio Ghibli, como la posterior y superior 'Porco Rosso', aparenta cierta intrascendencia argumental, que camufla tras una aventura familiar sencillamente perfecta, pero sus hallazgos visuales son apabullantes. Y, como 'Nausicaä del Valle del Viento', tiene todos los elementos que harán grande a la productora: retrotecnología, cosas que vuelan, romance juvenil y ecologismo puro e inocente. Aquí un par de chavales tendrán que intentar que un ejército de adultos malvados no les arrebate, con nefandos propósitos, un cristal mágico.

5 - Porco Rosso (1992)

Una de las películas más sencillas y directas de Miyazaki, y por eso mismo una de las mejores para entrar en el universo Ghibli. Pero que nadie se llame a engaño: su argumento de un piloto italiano transformado en cerdo por un hechizo, que se dedica con su avión a derribar piratas aéreos puede no ser demasiado sofisticado, pero sí lo es la prístina belleza de sus imágenes, sus increíbles secuencias de acción aéreas (quizás las mejores de todo Ghibli), su contundente mensaje sobre la huella de la guerra en el alma de los soldados y frases inmortales como "Prefiero ser un cerdo que un fascista", tan valiosas hoy como siempre.

4 - Ponyo en el acantilado (2008)

Todo lo que ofrece la adorable 'Ponyo' se resume bastante bien en la letra de su infeccioso tema musical en la versión traducida al inglés (similar, pero no idéntica a la japonesa): "Ponyo, Ponyo, Ponyo, magic sets you free / Oh, she's a little girl with a round tummy". Si te parece poco, ah, no conoces a Ponyo, porque entre los alucinantes diseños submarinos, que hacen con el fondo del mar lo que otras películas de Miyazaki han hecho con el cielo abierto, espectaculares secuencias de acción, una historia de amistad infantil que te deja tiritando y los habituales diseños soberbios de vehículos, escenarios y personajes (ojo a la minimalista y soberbia Ponyo renacuajo), tienes todos los elementos para una película Ghibli sencillamente perfecta.

3 - Mi vecino Totoro (1988)

La película para todos los públicos definitiva de Ghibli es este maravilloso canto a la fantasía que cuenta la historia de dos hermanas que entran en contacto con un mundo de criaturas monstruosas y amigables, como el tremendo Totoro. Una celebración optimista de la familia (literal y figurada) y de la imaginación infantil, y que cuenta con algunas de las criaturas más adorables de toda la zoología Ghibli. Un clásico y un pasaporte familiar perfecto para el universo Ghibli.

2 - La princesa Mononoke (1997)

Una de las películas más violentas e intensas de Ghibli, pero también una que gracias a su mensaje combativamente ecologista, a la fortaleza de su princesa protagonista, y a lo icónico de sus personajes (de las variadas criaturas a los villanos), lleva el sello de lo mejor del estudio en cada fotograma. Recordada por escenas de acción increiblemente impactantes y por un mundo inmersivo y que entendemos a la perfección aunque el guión nunca peque de discursivo ni de llevar al espectador de la mano. La película bebe de referentes como el cine de Kurosawa, pero a la vez es netamente Miyazaki, y la historia que cuenta sobre cómo la naturaleza se revuelve y castiga a quienes la agreden, bueno... pues en eso estamos.

1 - El viaje de Chihiro (2001)

La mejor película de Ghibli es esta adaptación inconfesa de 'Alicia en el País de las Maravillas' (algo que ya se tanteó en 'Totoro': el Gatobús era casi una declaración de intenciones), pero cambiando los zumbados victorianos por un auténtico maremoto de espíritus de todos los tamaños y actitudes. La niña protagonista, Chihiro, descubre que el Más Allá es lo más parecido a un trabajo de 8 a 17 en una casa de baños para espectros, donde debe trabajar mientras se las ingenia para salvar a sus padres, que han sido transformados en cerdos. Desconcertante y excesiva, rebosante de imaginación y de ternura, 'El viaje de Chihiro' es el resumen perfecto de todo lo que hace grande a Studio Ghibli.

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