'The Boys', temporada 2: la brutal sátira superheroica vuelve a Amazon Prime Video más violenta, negra y despiadada que nunca

Siempre tuve la sensación de que Amazon Prime Video se había topado con el éxito de 'The Boys' un poco por casualidad. El boca-oreja de los fans hizo mucho por encumbrar una serie que llegaba a mejorar el cómic original escrito por Garth Ennis, respetando todos sus elementos clave. Había pulido su humor, dejando sobre la mesa la brutalidad y la sátira anti-superhéroes, pero la había adaptado a los nuevos tiempos, ajustando más el disparo hacia la escalofriante América de Trump.

Con todo, y pese a que la primera temporada no tenía nada que envidiar a otras producciones del estilo, como la mucho más ostentosa, pero de calidad infinitamente menor 'Proyecto Power' de Netflix, había en ella cierto tono dubitativo. Se pasaba de la comedia heredada de los comics originales a un drama algo elemental, y personajes nucleares como Carnicero o Hughie, los dos cabecillas de los Chicos del título, tenían algunos vaivenes de personalidad que restaban puntos en el cómputo global.

Todo eso ha quedado solucionado en una segunda temporada que ha arrancado con tres episodios de golpe y a la que se ve más centrada, más despiadada y sin esos vaivenes de tono. Seguimos con una sátira del mundo superheroico y sus contradicciones connaturales (quién vigila a los vigilantes, el poder absoluto corrompe absolutamente, etc.), pero hechas las presentaciones de los personajes en la primera temporada, todo discurre con más naturalidad. Hay más claroscuros en todos ellos: Patriota se nos presenta abiertamente como uno de los villanos de la función, pero también como un personaje con unas motivaciones que el espectador puede comprender.

Se abren nuevas vías argumentales en la serie, entrelazadas con naturalidad: mientras The Boys, el grupo antisuperheroico clandestino, se lame las heridas oculto de la luz pública, los Siete, trasunto en este universo de la Liga de la Justicia, tienen sus propios problemas. Profundo y su severa carencia de autoestima, Queen Maeve y una una doble vida que no se atreve a desvelar a sus compañeros, Starlight funcionando como doble agente... cada uno de ellos tiene mucho que ocultar (posiblemente tendremos más adelante detalles de uno de los miembros más fascinantes de los Siete, el mudo Black Noir), y a todo ello se suma la llegada de una deslenguada Stormfront.

'The Boys': a tope con la masacre de superhéroes

Que todos estos supercretinos tengan conflictos más definidos** no quiere decir que la serie haya abandonado su talante satírico y la brutalidad que lleva a fuego en el ADN.** La aparición en plena acción de Black Noir, las acciones de un superterrorista cercano al grupo de protagonistas o la bestial reformulación de uno de los episodios más entrañables de 'Pinocho', pero con vísceras gigantes (mejor lo ves) son solo algunos de los momentos que siguen dejando claro que en 'The Boys' no se andan con tonterías. Sigue siendo una de las series más excesivas del momento.

Sin embargo, donde 'The Boys' afila más las garras es en su crítica de la ultraconservadora sociedad norteamericana. No solo en la presencia de Patriota, su coqueteo con el ejército y sus sencillas y letales ideas sobre raza, clase o política exterior, sino en múltiples tentáculos, algunos insospechados. La idea de Vaughn como la corporación maléfica que disfraza de entretenimiento y bien público lo que es en realidad un negocio de nefarios tintes secretos. O la aparición de una iglesia de clara inspiración cienciológica que, a base de palabrería y psicologismo barato intenta ganarse al memo de Profundo.

O, en la mejor bofetada a mano abierta de la serie, un claro trasunto del cineasta tipo Zack Snyder presentando su película de los Siete, con toda la vacía pompa épico-decadente (Zimmer incluido) que merece un proyecto de esa calaña. Hasta ese chiste, en el contexto en el que lo presenta la serie, se define como parte del entramado ultraconservador que empapa cultura, sociedad y economía y de la que los superhéroes al servicio del poder forman -orgullosa- parte.

Como se puede ver, 'The Boys' no ha perdido nada de su filo, pero te la encontrarás más focalizada. Más allá del reconfortante y provocador estallido punk de la primera temporada, aquí hay un ataque más sistemático a ciertas fuerzas conservadoras, sin perder la visceralidad y el ímpetu juvenil. Además, estos primeros episodios conforman un arranque donde, con un acontecimiento que tiene lugar en el episodio 3, el statu quo de la serie cambia por completo. Tanto si te gustan los superhéroes como si los odias, cita obligada.

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