Esta historia empieza como un chiste, se torna en un drama y acaba… Pero empecemos por el principio, por el chiste. Hace unos días, el inefable Damon Lindelof, ese al que se le debe ‘Lost’ y ‘The Leftovers’, pero también el infame guion de ‘Prometheus’, le mandaba una carta abierta a los fans a través de Instagram. El motivo no era menor. Lo próximo de Lindelof es adaptar a formato serie uno de los tótems de la cultura pop del siglo XX: la novela gráfica ‘Watchmen’. Para demostrar que no es un trabajo más, Lindelof posteó este bello texto en el que queda meridianamente claro que ama y entiende el material original.
Pero no estamos aquí para sembrar esperanzas o dudas sobre su ‘Watchmen’. Estamos aquí por el chiste que cuenta. Un chiste en segundo término, porque en primer término es una inaudita anécdota real de cómo funciona el Hollywood contemporáneo.
Traducimos:
“Otro hombre me ofrece la oportunidad de adaptar ‘Watchmen’ a televisión. Tengo cuarenta ahora. Le digo que alguien me pidió lo mismo el año pasado y que decliné la oferta. Me pregunta por qué dije no. Le digo que Alan Moore ha sido consistentemente explícito en aseverar que ‘Watchmen’ fue escrito para un medio muy específico y que ese medio son los tebeos, tebeos que serían arruinados al ser trasplantados a imágenes en movimiento. El Otro Hombre se queda callado un momento y luego pregunta: ‘¿Quién es Alan Moore?”.
¿Quién es Alan Moore? ¿Quién es Alan Moore?
Quién es Alan Moore…
Un ejemplo reciente, el juego del que habla todo el mundo: 'Cyberpunk 2077'. Mientras el público se muere por cada goteo de información del juego de CD Projekt Red, público y prensa ignoran a Talsorian Games, la compañía de Mike Pondsmith que publicó los manuales originales que inspiran el juego, 'Cyberpunk 2020'. Lo más fuerte es que el mundo de Cyberpunk 2077 son coherentes y comparten canon, por lo que leer esos manuales y estar atentos al Twitter de Talsorian (ni 5.000 seguidores frente a los más de 200.000 de CD Projekt) permite recibir una ingente cantidad de información sobre el título más esperado de esta generación.
Llevo días mascando esta cuestión. No, evidentemente, porque tenga dudas de quién es uno de los máximos candidatos a artista más relevante del siglo XX. Sino porque me obsesiona, más allá de las evidentes carcajadas que provoca leer este párrafo, el drama que encierran. La irrelevancia total del autor respecto a su obra en el siglo XXI. Su desvanecimiento.
Entre Barthes y Foucault. El autor como especie protegida
Por supuesto, este tipo de reflexión no es nueva en la historia del arte. Roland Barthes publica en 1967 ‘Muerte del autor’, uno de sus trabajos teóricos más célebres y polémicos, en el que cargaba contra el concepto mismo de autor y artista y su supuesta irrelevancia respecto a la obra.
El pensamiento, estimulante, aunque cuestionable y subjetivo como lo son todas las teorías artísticas, es que carece de sentido asignar un autor a una obra porque dicho proceso limita su significado a una interpretación correcta, fruto de analizar el contexto histórico y biográfico de ese autor. Foucault de manera solapada en ‘Qué es un autor’; Derrida, a medias entre la ironía y homenaje en ‘Muerte de Barthes’; Camille Plagia en su agresiva negación por la mayor del trabajo del francés; y Sean Burke en su ‘La muerte y el retorno del autor’ le han puesto palos en la rueda a esta teoría de Barthes de que lo mejor es quitarse a esa cosa llamada autor de en medio.
El trabajo de Burke, el último que ha adquirido una relevancia mundial, es de 2010. Demasiado pronto para incluir los efectos que esta última década ha experimentado en los hábitos culturales de la población mundial. Las horas que me pasé en Google Scholar, intentando pescar la idea que me ha sugerido la lectura de ese chiste y esa pregunta inefable (“¿Quién es Alan Moore”), se han mostrado bastante estériles.
No he encontrado lo que buscaba, por más que haya abstracts sugerentes, como ‘Producción artística y la creación del artista: aplicando a Nishida Kitaro a las discusiones sobre la autoría’ de Kyle Peters, que me ha dejado con las ganas de descubrir la concepción del japonés sobre el lugar del autor en la obra (el artículo no está disponible en abierto).

Tal vez lo más cercano a mi propia idea sean artículos periodísticos muy concretos. Por ejemplo, la columna de opinión en ‘The Guardian’ ‘La muerte del auteur’, de John Patterson. En ella se dicen cosas como esta: “Con la mayoría de los directores haciendo una nueva película cada tres o cinco años, no hay lugar para hacer tres trabajos mercenarios para el estudio y una obra maestra sin concesiones para ti mismo. En estos días, todo cuenta. Sobre todo contra el director”. Pero ni siquiera Patterson me satisface en el sentido de ver reflejada (y, por tanto, refrendada) mi idea.
Así que llega el momento, lector, que bastante paciencia has tenido, de contártela. Creo que vivimos los tiempos más peligrosos para que cualquier posible autor descolle sobre la obra. Creo que lo que esconde esa pregunta, “¿Quién es Alan Moore?”, es la victoria definitiva de un largo proceso de erosión por parte de la industria audiovisual en todas sus vertientes para adormecer el interés por el quién y centrarse en la pura distribución del qué bajo el paraguas de una marca. Y creo que hay esperanza, porque esta mecanización del arte acaba por generar un hastío en quienes consumen que los llevan a demandar otra vez la autoría para escapar del tedio.
Dediquemos ahora unos párrafos a desarrollar estas ideas. Hay que partir de la base de que el consumo cultural está cambiando radicalmente en los últimos años. En países como España, la literatura es más irrelevante que nunca. Hoy, todo se lo debemos al dios audiovisual. Mayormente, al modelo serializado por streaming y a los videojuegos. Son los dos grandes pilares contemporáneos de la cultura, con el cine en constante y creciente irrelevancia, lo que acelera, como veremos, este proceso de mecanización y de irrelevancia autoral.
Pensemos en un ejemplo muy concreto. ‘Juego de tronos’, que ya desde esas tres palabras comete el pecado de matar al padre. ‘Juego de tronos’, en realidad el nombre del primer volumen de la saga ‘Canción de hielo y fuego’, del novelista norteamericano George R.R. Martin. Este es un hecho bastante conocido hasta por el público general. Martin es ese señor gordito que de tanto en tanto sale en los medios y despierta una sonrisa displicente; ahí está el muy cabrón, sin escribir, piensa el telespectador común.

Pero realmente este reconocimiento de Martin como autor se parece mucho más a la presencia simpática y del todo irrelevante de un Stan Lee que a la autoría de facto de un Steven Spielberg o un Stephen King en sus respectivas épocas de esplendor. Con la diferencia, nada baladí, de que Stan Lee puebla sus obras (aunque decir “sus” siempre dé un poco de sonrojo en este caso) a posteriori, muy a posteriori de haberlas concebido. Martin se ha vuelto un lastre para su obra cuando todavía permanece (y lo que nos queda) inconclusa.
Hablando en plata, a nadie le importa una mierda George R.R. Martin. Porque su obra ya no es suya: es una serie de la HBO que se ha convertido en el mayor fenómeno cultural del presente. Vayamos a otro caso. El de Steven Spielberg y ‘Ready Player One’. Película que, como sabrán los que me lean a menudo en esta cabecera, me fascina de principio a fin. Ha sido un éxito cinematográfico, uno de los mayores desde el ‘Avatar’ de James Cameron fuera del bombardeo superheroico/starwarsie/CGIanimado.
Pero no deja de ser un éxito con la boca pequeña si lo comparamos con las mareantes cifras que mueve como si tal cosa la última de Marvel cada tres meses. Sí, ‘Ready Player One’ solo triunfó porque Spielberg firmaba su autoría. Pero esta autoría ha declinado su valor enormemente.

Los Nike de la tele. Series 'de Netflix/Amazon/Hulu'
Vayamos a las plataformas de streaming. Parece aquí encontrarse un oasis a la defensa de la autoría. Ahí está Martin Scorsese gastándose los cuartos de Netflix en el proyecto de su vida, ‘El irlandés’. Allá está Matt Groening en la misma plataforma con su primera serie original en décadas, esa cosa llamada Desencantada que pinta de maravilla. O Woody Allen en Amazon con su miniserie en seis piezas. O David Fincher firmando doblete para Netflix con ‘House of Cards’ y ‘Mindhunters’. O el mismísimo Spielberg anunciando que hará lo propio para Apple.
Pero esto, bajo las pesimistas lentes de esta pluma, solo es la fase uno de estas plataformas. El atraer el mejor talento para ganar renombre y relevancia. Creo, sinceramente, que en la fase dos a Netflix, cuando ya tenga copado el mercado que le interesa, le va importar mucho menos que luzca el nombre de los creadores tanto. Porque a Netflix lo que le importa es ganar una relevancia mental en el cerebro de la gente como esa gran N roja que les proporciona el mejor ocio posible.
Párense a pensar por un momento. De las series más relevantes en el imaginario popular de Netflix —‘Narcos’, ‘Por 13 razones’, ‘House of Cards’ o ‘Stranger Things’— ¿cuáles identificamos como obras de autor? Tal vez en ‘Stranger Things’ nos suena que hay un par de hermanos que las parieron; pero, ¿ponerles cara, voz y pensamiento? Ni de coña. Y sí, nos acordaremos, si eso, de que David Fincher dirigió el piloto de ‘House of Cards’. Y hasta puede que nos suene (lo dudo) que un tal Padilha tuvo algo que ver con el nacimiento de ‘Narcos’.
Pero, en el subconsciente colectivo, esas series son “de Netflix”. Igual que ‘El hombre del castillo’ (ay, cómo la amo) es “de Amazon”. O ‘Westworld’ o ‘Juego de tronos’ “de la HBO”. Y la más molona de la última hornada, Cobra Kai, es sin duda “de Youtube” (de momento Youtube Red es difícil que cale con el apellido en una marca tan consolidada).
¿Ven por donde voy, verdad?
Las marcas han encontrado en el audiovisual el método perfecto para constituirse como las verdaderas autoras del proceso; por más que dicha autoría sea falsa. Por eso algo tan inaudito como ese “¿Quién es Alan Moore” del productor de Hollywood se entiende analizando el contexto a gran escala.
Pero la historia tiene también, como les anticipé, un lado esperanzador. Y es que, a la larga, la gente se cansa del modelo industrial. Les pongo un caso paradigmático, los videojuegos. No ha habido medio artístico con mayor control empresarial que los videojuegos. Los muros de sus departamentos de prensa son los más gruesos que existen. La opacidad a la que someten a sus creadores, también. Pero recientemente, cosa de la última década, esos muros han comenzado a resquebrajarse.
El mayor motivo fue el abaratamiento de la tecnología. Como me recordaba Patrice Desilets en una entrevista a dúo con Rami Ismail, antes era casi imposible para el autor reclamar la autoría, porque las herramientas para hacer un videojuego eran inmensamente caras y además estaban en posesión de la compañía. En la época del primer ‘Assassin’s Creed’, guillotinar a su creador, el mismo Desilets, era una cuestión de mínimo esfuerzo. Hoy costaría mucho más bajar la hoja.
Hay que estar dentro del sector para percibir que desde la prensa misma del videojuego se acusa la fatiga. Cada vez que viajo a un evento con mis colegas de píxeles, surge el tema de las caras. Esto es, el tipo o tipa al que atribuirle la responsabilidad de la obra. Y es algo imparable. Recuerdo la decepción general con el nuevo ‘Shadow of the Tomb Raider’ al percibir que, en ausencia de Rihanna Pratchett, aquello no tenía a nadie a los mandos del timón. Recuerdo también la expectación de conocer a Tetsuya Nomura, creador de la maravillosa saga ‘Kingdom Hearts’, por más que el diseñador estuviera gris y desinteresado en la encorsetada entrevista que planteó el estudio, conducida por su community manager y sin posibilidad de preguntas para los periodistas asistentes.
Hay hambre de autoría en el videojuego. Tanto de los creadores como de los críticos y consumidores. Y ninguna figura lo encarna mejor que el japonés Hideo Kojima.
Kojima es un caso realmente especial en la historia del videojuego. A pesar de dedicarse durante décadas solo a un personaje y una saga, Solid Snake y ‘Metal Gear’, todo el colectivo del videojuego lo reconoce de facto como el autor. Hasta el punto que su ruptura con Konami, poseedora de la propiedad intelectual de ‘Metal Gear’, se entendió como el epitafio de la saga, por más que Konami se aprestara a continuarla. Así de fuerte es, en este caso, el vínculo entre obra y autor.

Por ello, y aunque me aterra ese “¿Quién es Alan Moore?”, creo que se le puede plantar batalla. No va a ser fácil, porque con el reciente anuncio de que Nintendo Switch va a poseer un ‘Resident Evil 7’ en streaming, supuestamente con la misma calidad que las consolas con las que hasta ahora era incapaz de competir técnicamente, parece que se aproxima esa era tan anunciada y retrasada de la muerte de las consolas.
Y en esa era las plataformas streaming lo tienen todo para convertirse en ese gigante definitivo que es Can Cerbero de nuestro entretenimiento cultural. Recuerden esa última actualización de Netflix que multiplica por tres el tamaño que ocupa la banda de sus originales en nuestra parrilla de contenidos. Recuerde el poco interés que pone el gigante del streaming en promocionar autores y obras clásicas del audiovisual cuando tendría a huevo hacer ciclos temáticos por géneros o cineastas que preservaran el legado del medio que explotan.
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sandskin
Son de agradecer artículos de este corte
jorgitopina
Y pregunto yo: ¿quien es Ernest Cline?
Y es que no deja de ser paradójico no mencionar en el articulo al autor de la novela de Ready Player One, que es también de algún modo fagocitado por la "marca" Spielberg. Al final inconscientemente muchos atribuirán la historia original al cineasta que la lleva a la pantalla y no a su autor original.
Lo cual viene precisamente a dar la razón al planteamiento del articulo.
belanner
A ver, varios puntos.
Para empezar a mí me parece que aunque el redactor trata un tema interesante lo ha hecho yéndose por las ramas y mareando mucho la perdiz.
Si hay que tener paciencia para llevar al meollo que quiere tratar es que hay algo ahí mal redactado a pesar de ese vocabulario recargado y dirigirse al lector de usted.
Todo esto siempre desde el respeto y como opinión personal.
Segundo.
Estás (redactor) comparando churras con meninas. Moore es un autor de un medio muy concreto y casi de nicho, porque lo que escribe ni si quiera va a un público mayoritario como Lee. Y ni siquiera escribe los guiones de sus adaptaciones, sino que se desentiende porque no le gusta que lo hagan.
Se podria casi decir que es una situacion casi de mutuo acuerdo: el no quiere aparecer en los créditos de sus adaptaciones y la productora adapta lo que quiere.
Así que no, nadie ha fagocitado a nadie.
Yo creo que el redactor parte de una base muy muy errónea. Y es el preguntarse con indignación el por qué un espectador que solo consume audiovisuales tenga que saber quién es el escritor de la novela en la que se basa.
Redactor, tú mismo lo has dicho, la literatura tiene cada vez menos peso aquí, y alguien que no le guste leer no tiene por qué haberse leído la obra original para dar valor a su adaptación audiovisual.
Que por esa regla de tres, si no lees Gaiman no puedes apreciar American Gods, o si no lees a Ennis no puedes hacer lo mismo con Preacher, y lo mismo para muchísimas obras, ya sean La Carretera, 300, Una Historia de Violencia, Ghost World, cualquier adaptación de Tarzán o El Libro de la Selva, Asesinato en Orient Express, o la misma Ready Player One que mencionas (en la que curiosamente reclamas el nombre de Spilberg pero no el del autor del libro, veo cierta laguna ahí) no pueden ser disfrutables si no has leído previamente la novela original.
Es más, concretando aún más en el personaje sobre el que intenta centrarse el artículo, diré una cosa:
TODO EL MUNDO que tenga un interés cultural básico en lo que se refiere a comic sabe perfectamente quién es Alan Moore. Principalmente porque es el único guionista de comic mundialmente conocido más allá de Stan Lee. Hayan visto sus adaptaciones al cine o no.
Tercero.
Lo de los videojuegos lo veo un tema aparte en el que has acabado derivando tú solo y que no tiene nada que ver con quién es Alan Moore y por qué pasa lo que pasa en el mundo audiovisual.
Te pasa mucho en tus redacciones, y a opinión personal, creo que eso hace tu lectura confusa y muy poco fluida.
Pero ya que tocamos el tema, aquí tengo para rebatir bastante también:
En los videojuegos precisamente eso no pasa. Por parte de las grandes compañías, tener a un autor de carne y hueso que de la cara es una de sus principales bazas para establecer conexión entre desarrolladora y consumidor (que quiera adentrarse con interés en el mundillo). Incluso podría decirse que es parte del plan de marketing.
Cómo en el cine, aquí solo se informará del autor quien se interese de verdad, pero esos son muchos, y Miyamoto, Blezzinsky, Spector, Schaeffer, Kamiya, Molineux y muchísimos más, son perfectamente asociados por todo el mundo a sus obras. Nadie quiere un Dark Souls sin Miyazaki o un Bioshock sin Levine.
Esto pasa más aún en el videojuego independiente, donde el único marketing que hay es el propio juego y el autor hablando de lo mal que lo ha pasado desarrollándolo. Y aquí Blow, McMillen, Fish, Fares, los hermanos Moldenhouer y muchos más son tratados casi de estrellas indies.
Y repito, toooda la parte del videojuegos no es comparable con el caso de Moore,
Ya que los desarrolladores serían el homónimo a directores en el cine y las series. Ellos son quiénes meten la mano directamente al realizar el producto.
Moore y los escritores no. Y el consumidor de juegos no tiene por qué estar al día de otro medio que no le va ni le viene.
Para ser coherentes tendrías que haber puesto de ejemplos en este apartado a los escritores de las adaptaciones de videojuegos, como Ayn Rand, Dmitry Glukhovsky o Andrzej Sapkowski.
En fin, el tema es interesante pero no lo veo tratado de manera coherente en absoluto.
Igualmente se agradece la lectura.
dsaard
También hay que tener en cuenta que, en el caso particular de Alan Moore, estamos hablando de alguien muy especialito. Otros autores, como el propio G.R.R. Martin, pueden haberse desmarcado más o menos de las adaptaciones de sus obras, pero al menos las reconocen y han trabajado codo con codo con sus creadores. De Moore se han hecho adaptaciones gloriosas (V de Vendetta, Watchmen, From Hell), pero el tema es que lo único que puedes esperar de él es un "esto es puta basura" antes siquiera de que el material empiece a elaborarse.
Usuario desactivado
¿Conoces el inventor de cada uno de los productos que utilizas en tu casa o conoces como mucho la marca del fabricante? Que cojones, ¿conoces el arquitecto de la casa en la que vives? ¿De los albañiles que la construyeron?
Me parece hipócrita decir "oh, pobre escritor, nadie conoce su nombre". Pero nadie se plantea el nombre de los inventores del televisor, el coche, las pantallas LCD, las gafas, la camiseta, o que se yo, gilette proglide, ¿verdad?
Así que menos tratar a la gente como de primera o de segunda.
borjaviedma
Que buena camiseta como slogan en recuerdo de los creadores "¿Quién es Alan Moore?"
yogui004
Es un verdadero placer leer los artículos de ésta calidad, excelente trabajo. muchas gracias.
alanmendoza
Gran articulo de principio a fin, aunque igual a ti existimos muchos que antes de que se hagan populares por plataformas en línea o cine ya nos leímos los libros o las novelas originales, ponemos más atención en el director, autor o guionista para saber que vamos a ver y no solo consumir por consumir.
John Appleseed
Diría que aquí pasa todo lo contrario, no conozco ningún fan de GoT que no sepa quien es George R.R. Es que incluso la gente que nunca ha leído/visto su obra sabe quien es.
Por otro lado GoT tiene la fama de ser una de las series más (si no la que mas) pirateadas, por lo que el nombre de HBO, es bastante irrelevante para un buen porcentaje de sus espectadores.
xolan
Que manía de nombrar a Prometheus... hasta en la sopa...!!! No es una mala pelicula...!!!!
tristanbraker
Al terminar de leer este batiburrillo de ideas que te han surgido a raiz de la dichosa pregunta inicial sólo puedo estar de acuerdo contigo en una frase sobre George R.R. Martin:
"ahí está el muy cabrón, sin escribir"
Creo hablar en nombre de (casi) todos los lectores de la saga cuando afirmo que ésa frase resumen muy bien el sentimiento que está creando el bonachón de Martin. (Léase bonachón como escritor rico podrido que pasa de escribir más y al que le da igual dejar tirados a sus lectores/fans).
cyber729
Kojima lo unico en lo que trabajaba en su mayoria era Metal Gear Solid. Y si Konami se deshizo de el fue por diva. Para Metal Gear Solid V les hizo gastar en la creacion de un nuevo motor y encima tirarse años y millones para el desarrollo de un juego que ni de coña iba a vender lo que vende cualquier otro triple A. A Konami ya no le salia rentable seguir manteniendo a su diva.
Dasoman
"Ready Player One [...] ha sido un éxito cinematográfico, uno de los mayores desde el ‘Avatar’ de James Cameron fuera del bombardeo superheroico/starwarsie/CGIanimado."
Esto es irónico, ¿no? Porque la película no ha sido un fracaso, pero un exitazo tampoco. Y no hace falta compararlo con las películas de Marvel o Star Wars para considerarlo así. No ha llegado ni a los 600 millones a nivel mundial, cifra alcanzadas por películas como Mamma Mía!, Vida de Pi, The Martian o Interestellar, por mencionar algunas que no encajan en el "bombardeo superheroico/etc). Y todo esto son películas que ni siquiera estarían en el top 100 histórico de taquilla (RPO ocupa el 148 ahora mismo, aunque pronto será sobrepasada por Deadpool 2).
Un poquito de rigurosidad al realizar afirmaciones grandilocuentes, por favor.
pitutete
Hay un podcast de Todopoderosos dedicado a Alan Moore y es bastante bueno. Por lo demás decir que es un genio en su campo, que es complicado adaptarlo y que él nunca colabora en nada. Es un tío bastante introvertido y que no busca nada que sea mainstream.
r a g n o r
Lo siento, lo he leido por encima ya que me ha parecido algo pedante y repetitivo.
Comparar la obra de un cómic (generalmente un guionista y un dibujante) con series de Netflix me parece o ingenuo o hecho a propósito. Está claro que Stranger Things es de Netflix, no de los hermanos Duffer, al igual que la serie de Game of Thrones es de HBO.
En estas series hay una cantidad enorme de gente. El creador, que aporta la idea inicial, es una pieza más del engranaje: no es comparable a un escritor o pintor, para nada.
Por otro lado, la personalidad de Alan Moore creo que han ayudado más bien mucho a que sea bien poco conocido, cosa que él bien desea. Como mencionas, George R. R. Martin sí es bien conocido, así como J. K. Rowling y demás autores.
Mencionar series de TV como ejemplo para tratar de demostrar esa 'falta de respeto' hacia el autor me parece una manipulación intencionada (o ingenua) de la realidad.
zizou_cr
Muy buen articulo, se deja ver la opinion personal del redactor y a la vez nos introduce en el contexto que le dio origen, dando pie a que uno saque la propia..
txavi.el.humano
Interesante pero escribes este articulo basándote en las estúpidas masas que consumen y botan sin saber que están comiendo, si bien existen millones de personas que no tienen ni puta idea, hay otras miles que si sabemos de quien estas hablando, y somos esos que si sabemos los que importamos
bluesman
En cuanto he leído que ha nadie Le importa George RR Martin he dejado de leer. ¿Que su obra ya no es suya? Su obra no está acabada, y por suerte no tendrá nada que ver con la basura que que están emitiendo desde que la serie sobrepasó a los libros. Juego de Tronos sin George RR Martin ha demostrado ser una serie cualquiera más. Solo deseo que se acabe de una vez para que Martin tenga permiso para publicar los libros que faltan...
markosantos
Que mal escrito
allanlabana1
Excelente artículo que habla de un problema muy real de las obras actuales. Lo vi recientemente con Infinity War, cuando en internet algunos de los problemas argumentales de la cinta se atribuían a los Russo, a pesar de que ellos no fueron los guionistas. En mi caso, siempre estoy atento a saber quiénes hicieron las obras o si están basadas en una novela. De ahí que pueda recordar bien que The Wire es de David Simon y Ed Burns, Los Soprano de David Chase, Breaking Bad de Vince Gilligan y Fargo de Noah Hawley y basada por supuesto en la película de los hermanos Coen.
noel_delmar
Buen artículo, totalmente a favor de reconocer a los autores.
PD. A mi personalmente Ready Player One me pareció bastante insulsa, ñoña y aburrida... sólo me gustó ver de nuevo al gigante de hierro.
leonelcali
Maravilloso artículo, Xataka me deja sin palabras cuando leo artículos de este nivel. Mil gracias, deberían de sacar artículos de este nivel, no me importaría pagar suscripción. Felicidades al autor.