El vinilo es un formato en constante crecimiento. Según la Asociación de Industria Discográfica de EE. UU. (RIAA), al finalizar 2015, las principales plataformas de streaming ingresaron un 10% menos que la venta de vinilos: 385,1 millones de dólares frente a 422,3. En España, algunas bandas obtienen más beneficios de la edición en vinilo de sus discos que de copias en CD. Y el año pasado se distribuyeron más vinilos que en los últimos 20 años. La checa GZ Media, fábrica de estampado con mayor producción a nivel mundial, se ha visto en el pasado con cuellos de botella para dar abasto a tanta demanda.
Pero la clave no está en los vinilos. Como suele decirse «la gracia está en disfrutar, no coleccionar». Y para escuchar un buen vinilo necesitamos un buen tocadiscos. Más exactamente, una buena aguja fonocaptora. Los imperceptibles surcos por donde va codificada la música se erosionan a mayor velocidad si el peso y presión de la aguja, la ondulación de la base o la potencia del motor, son de una calidad inferior a la que se precisa.
De hecho, un cabezal de aguja mal construido es responsable de un sonido menos definido, más ruidoso. Un plato que no amortigüe bien las fluctuaciones de la base donde asienta pueden provocar que el vinilo se «pique» y sufra pérdidas en el sonido. Son un conjunto de piezas mecánicas que, como un reloj, deben bailar a un ritmo acompasado, donde precisión y estabilidad son los elementos clave.
¿Qué tocadiscos me compro? Partes y consejos
Si estás mirando el obi strip de tu colección —esa porción de cartón que cubre el lomo y sobre el que se escribe usualmente el nombre del artista y del disco— y no tienes ni idea de qué tocadiscos comprar, aquí vas a encontrar un puñado de opciones para todo tipo de presupuestos.
Supongamos que no tienes tocadiscos. O has heredado uno donde la mayor parte de sus piezas no sirven para nada. O quieres dar el salto a un equipo que no destroce tu valiosa colección de clásicos. Eso sí: si tienes un giradiscos antiguo, no caigas en el error de descartarlo por viejo: cabe la posibilidad que tengas una joya en casa y no lo sepas. Ante las dudas, abajo en comentarios os puedo echar una mano.
Plataforma
Como vemos en la imagen, la plataforma es la base rectangular. La base debe tener unos pies gomosos y de muy baja altura, indistintamente que la fabricación general sea de metal cromado, plástico o madera. El peso del tocadiscos es esencial. Como con los viejos electrodomésticos, existe la creencia de que los tocadiscos más pesados son los mejores, y es bastante cierto, porque absorberán más vibraciones y, por tanto, el plato tendrá más estabilidad. También es aconsejable que el modelo sea de tracción directa.
Me explico: existen varias modalidades de tocadiscos: de tracción directa, ideales para uso intensivo porque carecen de piezas mecánicas que puedan sufrir desgaste, son más silenciosos y el movimiento es más uniforme. Los de correa son más baratos de construir, pero sus piezas sufren mayor degradado y, aunque son reparables fácilmente, tarde o temprano pierden su calibrado. Además, tardan más en lograr la velocidad nominal.
Por último, más difíciles de adquirir en el mercado, estarían los de polea, que alcanzan la velocidad nominal al instante, son baratos y robustos. Pero sus piezas se deterioran con facilidad, añaden ruido de fondo y una vez se estropean, son difíciles de reparar.
Brazo
Este es el elemento maestro que comunica el vinilo con nuestro tocadiscos. ¿De brazo manual o automático? En la actualidad muchos tocadiscos, con sólo pulsar “play” vía mando a distancia, la aguja comienza a leer el vinilo de la primera pista a la última. Si vas a reducir su uso a «encender y escuchar» son ideales. Pero hay que tener en cuenta que los de brazo manual suelen ser más precisos para pinchar, o mezclar. Incluso sus componentes sufren menos si quieres juguetear saltando entre canciones.
También hay que considerar la calidad del anti-skating, una pequeña pesa que hace palanca para evitar que la aguja “patine” y sus lectura sean firmes. Su sistema de ajuste es similar al de una romana.
El brazo termina con la cápsula fonocaptora —debemos elegir siempre un cabezal independiente— y ésta, a su vez, en una aguja. Ella es la encargada de leer las ondas sinusoidales. Se trata de uno de los elementos más importantes. La punta puede ser o bien una bobina o un imán: aconsejamos no pasarle el dedo por encima, una mala costumbre que ensucia su capacidad “lectora”. Por cierto, si tan sólo quieres digitalizar vinilos antiguos para pasarlos a una memoria MP3 o tener la música alojada en el ordenador con la mayor calidad posible y el calor del vinilo, debemos considerar el siguiente punto.
Conexiones
Lo usual es que el tocadiscos tenga entrada RCA estéreo, hasta modelos de 40 euros llevan, incluso con un preamplificador. Reconocerás el phono por tener color blanco para la L (izquierda) y rojo para la R (derecha). Pero siempre hay que valorar un tocadiscos con salida frontal de auriculares y, en la contrapartida trasera, entrada de jack estéreo de 1/8" y, a ser posible, de jack de 1/4", por si queremos en un futuro sacar el audio por unos monitores de estudio o mediante un Home Cinema. Y no olvidemos las conexiones digitales: USB o S/PDIF, ideales para ofrecer una mayor comunicación entre otros dispositivos.
Velocidades
Este es el punto donde los profanos del mundo del vinilo se “pierden”. Es sencillo: los discos se clasifican por su diámetro en pulgadas (12”, 10” o 7”), su velocidad rotacional en revoluciones por minuto (162⁄3, 33, 45 y 78) y, la suma de estos dos valores, da como resultado la capacidad del vinilo: LP (Long Play) para 33 RPM, SP (Standard Play) para los 78 RPM, EP (Extended Play) para los sencillos, habitualmente de 12”, etcétera.
Por otro lado, la cantidad de información, fidelidad del sonido y el número de canales de audio —no ocupa el mismo espacio el mono que el estéreo— también afecta a la cantidad de información que puede alojar un vinilo. Y, por último debemos considerar su gramaje —en base a la densidad del vinilo—. Habréis oído hablar de «180 G Audiophile Vinyl», el cual es lógicamente superior a los estándares de 120 y 150 gramos.
Por último, cabe destacar que la mayoría de motores en la actualidad son de corriente continua y tracción directa. Frente a los motores asíncronos, no utilizan electroimanes, la energía que los alimenta es eléctrica y no magnética, de forma que el rotor se alimenta de manera estable.
Vamos a marcar una pauta en torno a las franjas de precios: hasta los 100 euros en primer lugar, hasta los 200 en segundo y hasta donde-te-quieras-gastar en tercero. Pero aún quedan un par de apuntes que tener en cuenta.
Hasta los 100 euros
Modelos económicos, de largo recorrido y fáciles de adaptar en cualquier lugar. Las marcas son conscientes de esta barrera psicológica y apuran precios de gama hasta este espectro. En estos precios, los recomendable es comprar un tocadiscos mediocre y complementar la calidad con un buen cabeza.
Auna es una de las marcas más competitivas en este rango. Ofrecen tocadiscos esteticamente muy elegantes, chapados en madera, colores crema, incluyen sus propios altavoces pese a las salidas RCA estéreo, compatibles con velocidades de giro estándar (33 y 45 RPM), knobs de control analógico y giro infinito e incorporan sintonizador de radio AM/FM.
La serie Auna TT-83 es una buena opción de cara a empezar con un primer tocadiscos. Otro buen ejemplo sería el Sunstech PXR4, más enfocado a la electrónica con reproductor de CD/CD MP3 de carga frontal, puerto USB 2.0, lector de tarjetas SD/MMC y auxiliar y, claro, la posibilidad de grabación directa de uno a otro formato, de auxiliar a USB o incluso exportar las pistas a una tarjeta externa.
Si buscas algo más completo en cuanto a reproducción, el clásico Camry CR1113 es una opción todoterreno. Su estética de radio de coche antiguo esconde un reproductor compacto para todo el abanico de tamaños —del single al LP—. Reproduce a 33 1/2, 45 y 78 rpm e incluye adaptador para singles.
También incluye su propio altavoz que sirve como refuerzo y tiene la opción de elegir entre reproducción automática y manual, mediante un display LCD desde el que controlar su menú. Su peso sube de los 2,3 kg del Auna TT a los 3,2 kg, en parte gracias a una plataforma muy robusta y bien construída. Un juguete por poco más de 50 euros que, sin duda, satisfacerá la necesidad de un tocadiscos en casa.
Hasta los 200 euros
Aquí ya nos ponemos en otra tesitura. Podemos exigir una construcción sólida, donde los vibratos de la base sean totalmente anulados, donde la interface del sistema incluya mejores calidades y, sobre todo, la aguja responda mucho mejor.
En este espectro Denon, Pioneer y Sony son prácticamente los líderes. Son buenas marcas, con décadas de experiencia y la garantía oficial de la marca. Pero no deberíamos ignorar Audio-Technica, JBSystems y TEAC, con un perfil ligeramente menor pero un enfoque más dedicado y profesional. De esta última destacaría el modelo TN-100, un giradiscos de transmisión por correa, motor de corriente continua, compatible con las tres velocidades estándar, con un control de rotación y fluctuación del 0,2%, una supresión de ruido eficaz y unas conexiones RCA chapadas en oro. Su respuesta de frecuencia está entre lo usual: de 20Hz a 20kHz, y su salida de señal PCM en los 48 kHz / 16 bits. Incluye USB y es un modelo muy a considerar. Pruébalo si puedes en alguna tienda para obtener resultados tangibles más allá de estos datos.
También podrían tenerse en cuenta los modelos Sony PSLX300 y el Denon DP-29, dos ejemplos con cierta solera con los que he convivido pero que fallan en cuanto a calidad de construcción, un cable RCA excesivamente corto y una aguja de bajas prestaciones. Marantz, la prestigiosa productora neoyorquina, también cuela en esta franja de precios algunos de sus modelos de la serie TT pero, volviendo a la casilla de salida, si tuviera que comprar uno ahora mismo, que quedaría con el Dual DTJ.
El Dual DTJ 301 es un monstruo de 7 kg, sin altavoces ni caprichos tecnológicos, pero con una robustez que hará que dure años y años de uso. No ofrece grandes cifras pero sí un sonido HiFi propio de los equipos del doble de precio. Su sistema de pastillas magnéticas está optimizado para evitar “retardos” en la reproducción, es de tracción directa, ultrasilencioso — incluye carcasa protectora de metacrilato para evitar que entre polvo en los vinilos— y completamente manual.
Hasta donde te quieras gastar
La música en vinilo era ese mirlo blanco para diletantes, un animal en extinción. Y ahora se prodiga como aquellas bestias introducidas en un ecosistema ajeno, invadiendo con su instinto de supervivencia. Es, por tanto, un universo donde te puedes gastar lo que quieras. Antes de caer lo anecdótico y citar joyas como el ‘Onedof One Degree’, diseñado por el ingeniero aeroespacial de la NASA Aleks Bakman, o el ‘Reference II’, creado por la legendaria marca de Mónaco Goldmund, con precios de 180.000 y 270.000 dólares respectivamente, vamos a ver un par de modelos que, sin escaparse a los precios desorbitados, pueden estar en nuestro punto de mira.
Si estáis ligeramente relacionados con el mundo del deejing conocerán el modelo Technics SL-1200, portada de cientos de revistas y discos, uno de los clásicos incontestables. Por desgracia, su popularidad también lo convirtió en objeto de culto y muchos ingenieros de otras marcas lo destriparon para conocer la estabilidad y el buen rendimiento de los Technics.
En la actualidad, por menos de 300 euros, puedes adquirir el portento Audio-Technica AT-LP120 y tendrás un tocadiscos que puede con todo, con una relación señal/ruido de 50dB y un carácter incontestable, dotando de mayor “cuerpo” a tus vinilos.
En este espectro no habría que descuidar a fabricantes como Pro-jet, Thorens y Music Hall —su modelo USB-1 se ha convertido en poco tiempo uno de los favoritos—. En esa franja también nos encontraríamos con Flexon VinylPlay, multipremiado por la prestigiosa web Stuff y uno de los modelos británicos más sólidos que existen en la actualidad.
Y, para terminar, otro modelos muy bien valorado del mercado es el Onkyo CP-1050. Con plato de aluminio fundido de 12’’ y una robusta carcasa de madera lacada, este es quizá uno de los ejemplos ideales para audiófilos.
¿Por qué? Es una de esas máquinas completamente silenciosas, para tener expuesta, su acabado es muy sobrio y elegante, su brazo ligeramente más dúctil que la media, ofreciendo mayores matices en el sonido y, en general, se comporta de manera muy estable, a la altura de tocadiscos de 400-450 euros.
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