Los auriculares HiFi nos permiten disfrutar de sesiones audiófilas de forma incluso más íntima y personal que con unas cajas acústicas convencionales, ya que a la vez que nos aíslan del ruido ambiental permiten, en ciertos casos, apreciar mejor los pequeños detalles en nuestras grabaciones favoritas.
En esta ocasión hemos podido probar a fondo los auriculares de gama alta Shure SRH1840, la primera aproximación a los auriculares con formato abierto de la marca (junto con su hermano pequeño los SRH1440), que nos han causado muy buena impresión, como podéis comprobar a continuación.
Antes de empezar debemos comentar una breve nota sobre los auriculares con diseño abierto. Esta configuración se diferencia de los modelos cerrados básicamente en que el transductor no está dentro en un recinto sellado, sino que da al exterior, permitiendo que el diafragma se mueva de forma más libre y evitando las resonancias internas de la caja acústica.
Esto en teoría debería ofrecer un sonido más claro y nítido en las frecuencias medias y altas, al tiempo que unos graves controlados aunque quizá menos profundos que en los modelos cerrados. Veremos si se cumplen estas premisas en el modelo de Shure.
Presentación, diseño y acabado
Nada más abrir la caja nos encontramos con un bonito y bien acabado estuche semi-rígido con cremallera para el transporte de los auriculares, en cuyo interior podemos ver los SRH1840 y un pequeño bolsillo con un cable de dos terminales de 2,1 metros chapado en oro y roscado para conectar los auriculares a la fuente de audio, así como un adaptador también chapado en oro y roscado para adaptar el conector jack de 3,5 a 6,35 mm.
En la caja también se incluye, además de un breve manual de instrucciones, un par de almohadillas de repuesto y otro cable de dos terminales idéntico al anterior, de forma que podamos tener siempre uno en el estuche y otro en el lugar de uso. Estos cables de dos terminales tienen por un lado un conector jack de 3,5 mm y por el otro dos pequeños conectores que debemos insertar en los pabellones derecho e izquierdo con una ligera presión.
Si nos fijamos en el diseño del SRH1840, podemos observar que se trata de unos auriculares de tipo circumaural (rodean por completo el pabellón auditivo) que en la parte interna cuenta con un acolchado de terciopelo de alta calidad y en la externa con una rejilla metálica que deja ver el enorme transductor que se encargará de producir el sonido.
Ambos pabellones están unidos por una diadema fabricada en aleación de aluminio y acolchada en la parte superior que permite ajustar su posición en el eje vertical y que es flexible en el horizontal, de forma que podamos adaptar el auricular a la forma de nuestra cabeza.
Especificaciones técnicas
Sobre el papel, el SRH1840 se presenta como un dispositivo enfocado al mercado profesional o semiprofesional, así como al de usuarios muy exigentes. Esto lo comprobamos rápidamente al leer en sus especificaciones que los transductores están fabricados con imán de neodimio de un tamaño de 40 mm y que ha sido ajustados de forma individual. El resto de características técnicas son las siguientes:
- Sensibilidad: 96 dB SPL/mW
- Impedancia: 65 Ohm
- Máxima potencia de entrada: 1.000 mW
- Rango de frecuencias: 10 Hz – 30 kHz
- Peso neto (sin cable): 268 g
- Longitud del cable: 2,1 m
- Tipo del cable: Cable de cobre extraíble, libre de oxígeno
- Enchufe: Conector mini estéreo de 3,5 mm chapado en oro
Entorno, equipo y temas musicales para las pruebas
Para realizar las diferentes audiciones hemos optado por una sala de 25 metros cuadrados bien aislada del exterior y con ruido ambiente que controlaremos para efectuar una prueba en un entorno tranquilo y otra en uno relativamente ruidoso.
Como son unos auriculares enfocados a audiciones de “sobremesa” (no están pensados para ser usados en movilidad, o por lo menos no debería ser el uso que les demos), los conectaremos a un equipo que tenga una calidad suficiente. En este caso nuestra fuente de audio será un ordenador con tarjeta de sonido Asus Xonar Dx conectado mediante cable óptico y HDMI a un receptor Onkyo TX-SR806, cuya salida de cascos usaremos para alimentar los auriculares. Por supuesto pondremos el tanto el software de reproducción como la tarjeta de sonido y el amplificador en modo “directo”, sin aplicar ninguna ecualización.
En cuanto a los temas musicales escogidos, serán de lo más variado, tratando de abarcar un amplio rango de estilos, todos ellos en formato WAV y FLAC sin pérdidas y cuando sea posible con varias versiones para que una mala grabación no influya en el resultado. Así, por ejemplo y empezando por música clásica, escucharemos varios valses y nocturnos de Frederic Chopin, el “Concierto para piano Nº3” de Rachmaninov, el tema de la muerte de Sigfrido de Wagner, “Cuadros de una exposición” de Músorgski o el “Concierto para clarinete en La mayor, K. 622” de Mozart.
Posteriormente probaremos los temas “Nite Mist Blues” de The Monty Alexander Trio, el album “Cause and Effect” de Maria Mena, el album “Leave Your Sleep” de Natalie Merchant , el tema “No sanctuary here” de Chris Jones, “Everlasting Everything” de Wilco, “Tired” de Adele, “Dear Avery” y “The Hazards of Love 4 (The Drowned)” de The Decemberists , “Nobody Knows You when You're Down and Out” de Katie Melua, “The Day Before the Day” de Dido y “Vicarious” de Tool.
Comienzan las pruebas
Nos colocamos los cascos y los ajustamos de forma rápida y sencilla a nuestra cabeza para empezar las audiciones. Lo primero que notamos antes de darle al play es que el aislamiento con respecto al exterior no es absoluto, uno de los defectos (o características) típicos de los auriculares abiertos.
Esto supone que con los auriculares puestos, por cierto son bastante cómodos, podemos escuchar el sonido ambiente que nos rodea, aunque eso sí, ligeramente atenuado. Del mismo modo, quien esté a nuestro alrededor podrá oír con mayor facilidad lo que estamos escuchando nosotros que si usásemos cascos cerrados. Esto a priori no es bueno ni malo, depende del uso que vayamos a darle al equipo.
Comenzamos probando los temas de música clásica para ir adaptando nuestros oídos a niveles de volumen progresivamente superiores. Empezando por los temas con menos instrumentación, en donde el piano, clarinete, sección de cuerda y demás instrumentos se escuchan perfectamente definidos, nítidos y vivos.
Esto es algo que podemos comprobar rápidamente en las piezas orquestales, en donde encontramos además una gran claridad del conjunto que nos permite diferenciar fácilmente los instrumentos y su posición en la orquesta. El campo estéreo está también muy bien definido y acoplado, dando una gran sensación de naturalidad.
Merece la pena destacar la buena dinámica que pueden alcanzar los SRH1840, permitiéndonos apreciar tanto los pequeños detalles de las piezas como los pasajes con gran nivel sonoro, especialmente notable en el tema de Músorgski.
Siguiendo con los temas de música contemporánea, las piezas grabadas con público (por ejemplo “Nite Mist Blues”) muestran un excelente comportamiento permitiéndonos revivir el ambiente en directo de la sala en la que se grabaron. Destaca sobre todo la naturalidad de las voces, como por ejemplo en los temas de Maria Mena, ricos en armónicos y grabados con el micrófono muy cerca de la cantante, que en otros auriculares puede llegar a resultar demasiado brillante, mientras que en los Shure están muy contenidos.
Otro ejemplo lo encontramos en el tema “The Peppery Man” de Natalie Merchant, en donde al comienzo podemos distinguir con una excelente naturalidad las graves, muy graves voces de los acompañantes masculinos moviéndose de derecha a izquierda, y posteriormente la voz de la cantante más aguda pero muy nivelada con el resto y centrada en el escenario.
El campo estéreo, al igual que con la música clásica, es excelente, perfectamente definido y nos permite posicionar perfectamente al cantante, a los acompañantes y los diferentes instrumentos. Un ejemplo lo tenemos en el tema de Chris Jones, en donde los coros se escuchan por donde tienen que escucharse, ampliando nuestra sensación de espacialidad y sin que nos dé la impresión de que el sonido sale de dentro de nuestras cabezas.
En algunos auriculares abiertos, esta sensación de espacialidad puede verse afectada por la falta de reflexiones internas en la caja del transductor, algo que prácticamente pasa desapercibido en este modelo, sobre todo si la pieza musical incorpora los ecos y reflexiones “de serie” en la propia grabación.
Para probar la respuesta en graves y la sensación que nos causan, nos fijamos por ejemplo en las piezas de The Decemberists y sobre todo en la de “The Hazards of Love 4 (The Drowned)”, la última del disco, en cuyo principio podemos escuchar al bajo “haciendo escalas” entre los 40 y los 100 Hz. La reproducción es estupenda, graves contenidos, sin distorsión ni reverberaciones, algo que seguramente debemos agradecer al diseño abierto de los cascos.
Por ponerle un “pero” a estos Shure (y sobre todo por si vuestro sistema habitual de escucha son cajas HiFi), podríamos decir que al igual que el resto de auriculares pecan de lo que denomino “falta de realismo escénico subsónico”. ¿Por qué?, ¿qué quiero decir con esto? Me refiero a una característica común e intrínseca a todas las tecnologías de auriculares: la falta de subgraves que incidan sobre el cuerpo. Hablo de frecuencias inferiores a 30-35 Hz que no sólo se oyen, sino que deben sentirse para que nuestro cerebro interprete lo escuchado como una escena de la vida real.
Los auriculares sólo pueden transmitir sonido a nuestros oídos, no al resto del cuerpo. Este problema, por supuesto, también se da en los Shure y es quizá más notable por debajo de los 25-30 Hz, aunque en general no en la mayoría de la música, debido a que los instrumentos convencionales difícilmente cuentan con información a esas frecuencias.
Entonces, ¿Dónde podemos notarlo? Pues al escuchar cine, tanto si oímos los canales central y principales por separado como juntos en una mezcla estéreo, esta falta de realismo se hace patente en los disparos y efectos con más subgrave (por ejemplo en la “Jungla 4.0” en el asalto inicial o en el inicio de “Los Vengadores” cuando Loki roba el cubo).
No me entendáis mal, el sonido es excelente y natural, sobre todo en la escena de “Los vengadores” donde incluso sorprende que tenga tantos graves (seguro que el gran tamaño de su transductor ayuda en esta tarea), tan bien definidos y contenidos, sólo que si estáis acostumbrados a escuchar cine con bafles de buena calidad y con la ayuda de un subwoofer, notaréis que falta algo que le da ese extra de realismo. De todas formas, es un problema de todas las tecnologías de auriculares, en absoluto achacable al modelo de prueba.
Conclusiones finales
Los Shure SRH1840 son unos auriculares de gama alta con un precio oficial recomendado de 484,10 euros + IVA (es decir, unos 586 euros) muy bien construidos, elegantes, fáciles de usar, ligeros y bastante cómodos (en varias sesiones de más de 1 hora casi me olvidaba que los llevaba puestos).
Ofrecen un sonido de muy alta calidad, con mucha definición en todo el rango de frecuencias, con unos medios y agudos nítidos, cristalinos y sin saturaciones y unos graves controlados y sin reverberaciones extrañas.
Permiten un gran rango dinámico y una fantástica calidad de audición a todos los niveles de volumen. Tanto que corremos el riesgo de querer darle cada vez más y más potencia al amplificador, ya que nos acostumbramos pronto al volumen, algo que los Shure soportan sin ningún problema, por lo menos hasta los niveles que mis oídos me han permitido probar.
Si tuviésemos que definir el sonido de los SRH1840 con un par de palabras podríamos usar “natural” y “equilibrado”. La buena respuesta en frecuencia se acerca mucho a la respuesta plana ideal que se busca en los equipos de alta fidelidad. Esto seguramente es así porque su objetivo prioritario es servir como sistema de audición para la creación musical profesional o semiprofesional, aunque por supuesto pueden ser usados por cualquier aficionado al HiFi que se pueda permitir su elevado coste.
Sin duda son unos auriculares excelentes que harán las delicias de los usuarios más exigentes. Eso sí, al ser abiertos deberemos usarlos en una sala medianamente tranquila por dos motivos. El primero es porque si el ruido ambiente es medio-alto se mezclará con la música y lo oiremos sin mucha dificultad, sobre todo si no subimos mucho el volumen del amplificador.
El segundo es para no molestar a quien esté con nosotros en la sala, ya que podrá oír el murmullo de la música escapándose de los cascos sin problemas.
Después de realizar las pruebas sin ruido ambiente, procedí a encender el televisor, situado a unos 5 metros de distancia, a un volumen medio-bajo, siendo perceptible con los auriculares puestos sobe todo cuando la música bajaba de intensidad. De ahí que para aprovechar al máximo las características de estos Shure sea necesario contar un una sala sin ruido.
Por supuesto, no son unos auriculares pensados para usar en exteriores ni en medios de transporte como aviones o trenes, ya que el aislamiento acústico que ofrecen no es suficiente. Si por el contrario contáis con un espacio sin ruido en el que disfrutar de vuestras audiciones y con un amplio presupuesto, los SRH1840 son una muy buena alternativa.
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Más información | Shure Los SRH1840 han sido cedidos para la prueba por Earpro. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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