Probando Arc: un navegador diferente con utilidades espectaculares, pero que se pasa de hipster

  • Es un navegador centrado en un diseño diferencial, tanto en lo estético como en lo funcional

  • Tiene varias funciones muy interesantes, aunque también requiere de cierta curva de aprendizaje

Es posible que los navegadores no sean un producto tan popular como lo eran hace diez o quince años. Quizás se han commoditizado en cierta medida y casi todos damos por buena la elección de hace un tiempo sin plantearnos que pueda haber vida más allá, como si ahora solo nos preocupáramos por las apps.

Algunos rompemos esa norma no escrita manteniéndonos atentos a lo que sigue ofreciendo el mercado de navegadores. La privacidad que asegura Brave, el copiloto de Edge, la siempre atractiva lista de extensiones de Chrome o la versatilidad productiva de Opera.

Y en esas, apareció Arc.

Mostrar una barra de direcciones es tan mainstream...

Arc Browser es un navegador con un toque hipster, gafapastil. Sus oficinas están en Manhattan, por cierto. Tiene casi dos años de vida pero las novedades que ha incorporado recientemente, además de la madurez que le ha dado el paso del tiempo, lo han vuelto a poner en el foco.

Y un buen nerd de los navegadores lo revisita las veces que haga falta.

Mi percepción con Arc es que esa sensación de navegador hipster es perenne: es como cuando utilizo Notion para las notas, o Readwise para el 'leer después', o Amie para lo que demonios haga esa aplicación: están creadas con la idea de ser distintas. No es algo que vaya a gustar a todo el mundo, pero ahí está esa vocación.

Arc renuncia a muchos dogmas del navegador tradicional. Para empezar, no tiene barra de dirección. Hay que pulsar un lugar muy concreto para encontrar la URL completa de la web que estamos viendo. No tiene barra superior, solo lateral, donde se amontonan tanto favoritos como pestañas. Y ofrece 'espacios' para recopilar enlaces de forma temporal.

Lo de las pestañas es algo que tiene su propia curva de aprendizaje. Las opciones que tiene en este sentido son distintas a las que suelen tener el resto de navegadores (abrir, cerrar, anclar y si acaso, agrupar). En Arc hay más flexibilidad: carpetas de pestaña ancladas, pestañas que se cierran automáticamente si no las conservamos de alguna forma... Arc automatiza ciertos procesos y te obliga a aprender otros. No tengo claro que sea una mejora para todo el mundo.

Empezar a usar Arc es como vivir en nuestra casa después de reformarla: nos acabaremos acostumbrando a la nueva posición de los interruptores, pero durante un tiempo entraremos al baño dando manotazos y el gato se llevará algún que otro pisotón.

Eso sí, mención especial a que 'cmd + T' para abrir una nueva pestaña no la abre directamente, sino que muestra un pequeño cuadro de búsqueda en el que teclear y elegir la web a abrir, desviando menos la vista. Recordamos que en Arc no hay barra de direcciones.

Lo que sí considero una gran mejora es un par de funciones, peek y la vista dividida. Peek consiste en la previsualización de un enlace mediante una ventana flotante, como cuando en la interfaz de nuestro smartphone previsualizamos una foto unos segundos y al soltarla desaparece. Es una función perfecta para dar un vistazo rápido a una página antes de decidir si es la que queremos abrir.

La vista dividida es algo que algún regulador supranacional debería hacer obligatorio para cualquier navegador: mostrar dos pestañas a la vez en una sola ventana. Sin tener que abrir dos ventanas completas. Algunos navegadores lo hacen a través de extensiones de terceros y no he encontrado ninguna que lo haga bien. Arc lo hace de maravilla. Y no solo con dos, sino con tres, cuatro... Hasta deja personalizar el porcentaje de pantalla que ocupa cada una.

La vista dividida en toda su gloria. Imagen: Xataka.

Otro dogma que rompe es el de la personalización. Un navegador suele ofrecerla para el marco que rodea a la web, pero Arc deja personalizar incluso la propia web. Una a una. ¿No te gusta la tipografía que usamos en Xataka? Cámbiala. ¿Te parece demasiado pequeña? Hazla más grande. ¿Adoras los textos en mayúscula? Pues todo en mayúscula. ¿Odias el color de la barra superior? Píntalo de naranja y te lo pones de sombrero. Hasta puedes escribir tu propio CSS.

Por qué no. Imagen: Xataka.

Arc almacena esas preferencias web a web para que la veas como te gustaría verla. Tendrá su público, posiblemente diseñadores web profesionales que saben de verdad cómo mejorar el aspecto de una web. Yo no lo soy y solo he podido hacer estropicios.

Algo que he encontrado muy útil es la integración de IA en el buscador de cada página. Cuando hago una búsqueda pulsando 'cmd + F' (uso macOS) en mi navegador habitual (Safari), "solo" puedo localizar términos. En Arc también puedes hacer preguntas sobre la página que estás viendo.

Por ejemplo, en esta estupenda entrevista de mi compañero Enrique al jefazo de Android podemos hacer preguntas sobre la propia entrevista.

Imagen: Xataka.

No es el mejor ejemplo, pero es el que queda en casa. La cosa es que si necesitamos localizar cierta información en una página que contiene muchísima, aquí tenemos una ayuda bien integrada.

Arc tiene muchos aspectos interesantes, aunque a veces no dejo de tener la sensación de que se adorna. Como el futbolista al que a menudo le sobra el último regate, o por hacer un símil más tecnológico, como las revistas digitales que surgieron en los primeros años del iPad: estaban más concentradas en exhibir poderío aprovechando el formato (pulsa aquí, gira el iPad, desliza hacia allá, sacude) que en el propio contenido. El protagonista dejaba de ser ese último en favor de unas capacidades técnicas y de interfaz.

Algo así siento en ocasiones con Arc. Tiene algunas funciones que ameritarían una suscripción, pero en ciertas tareas es inevitable sentir que se regodea. Y ni siquiera un nerd de los navegadores puede pasar por alto que alguien, aunque sea indirectamente, quiera hacerle perder eficiencia para poder lucirse.

Además, su navegador móvil ha empezado la casa por el tejado: tiene funciones de IA bastante prometedoras, además de una interfaz tan espectacular como la de su versión de escritorio. Pero no tiene algo tan básico como la sincronización con esa versión de ordenador, así que no podemos ni importar nuestros favoritos.

Arc tiene un montón de cosas buenas, pero a mi juicio todavía peca de cierta bisoñez, de algunas aristas que pulir antes de poder medirse de tú a tú con los grandes sin que tengamos que extrañar ciertas cosas. Sobre todo para quienes pasamos muchas horas al día en el navegador.

Volveremos a vernos en unos meses, Arc.

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