Una semana con Nintendo Labo: lo asombroso del pack cartón+niños está en el camino y no el juguete final

Aunque nada indica que los adultos no puedan sacar partido y diversión a Nintendo Labo, el juego creativo de Nintendo basado en placas de cartón combinadas con los mandos y pantalla de la consola Switch tiene a los niños en su punto de mira principal.

Con ellos hemos pasado una semana para contaros cómo es la experiencia de que ellos monten los kits, su potencial pedagógico y qué piensan ellos de Nintendo Labo.

Cartón y niños como respuesta al juego 4K

Nunca hay que dar por acabada a Nintendo. La salida hace poco más de un año de la Nintendo Switch, con muchas dudas, supuso un golpe sobre la mesa, una brisa renovada que, acompañada de dos grandes juegos que no se pueden jugar en otra consola (Mario Odissey y el tremendo Zelda), han devuelto a Nintendo a un lugar destacado en listas de ventas y también los deseos de mayores, y ojo, pequeños.

El atractivo de Nintendo Labo con niños, además de en el juego, está en las horas que invierten en construirlos ellos mismos y quedándose con el funcionamiento de elementos que habitualmente no pueden ver de dentro de sus juguetes

De ellos da la sensación de que apenas nadie se preocupa en el mundo del juego. A los más pequeños va dedicada, aunque no exclusivamente, su última idea loca: Nintendo Labo. Con esa concepción de algo diferente, niños, mucho movimiento maker y la libertad que uno siente con Nintendo, hemos pasado una semana con Nintendo Labo y niños para contaros cómo es la experiencia de que monten, jueguen y sueñen con algo tan grande como que el juego y su propia diversión pueden crearla ellos.

Una mesa amplia, luz, la Nintendo Switch y paciencia. Los ingredientes de nuestra review de Nintendo Labo con niños

Las primeras 3 horas con Nintendo Labo

  • Papá, ¿esa caja es la Nintendo Labo?
  • No, son unos componentes del PC gaming de trabajo del papá que ya me han devuelto.
  • Jo ....

Tras la enésima decepción de la semana - ¿quién me mandaría adelantarles que nos traerían Nintendo Labo para probar? - los peques de la casa vuelven a sus naves de Lego creadas por ellos mismos. Pero la tranquilidad dura poco. El timbre de la puerta vuelve a sonar y tanto A como J se lanzan a abrir la puerta con la esperanza de que ese nuevo paquete que llega a casa sea por fin Nintendo Labo.

Con los ojos todavía muy abiertos y en medio de pequeños saltitos de emoción alrededor de un padre armado con un gran cúter, asisten al unboxing más rápido de siempre en el ático de pruebas de casa.

Las dos cajas grandes de los Nintendo Labo Toy-Con 01 (62 euros) , más conocido como el kit variado y la joya de la corona, el Toy-Con 02 (71 euros) o kit del robot, ya estaban en casa. Listas para ser montadas. Preparadas para un reto que me proponían desde Xataka: pasar una semana montando y jugando a Nintendo Labo con mis dos hijos, de 7 y 5 años recién cumplidos.

El reto de esta review era probar Nintendo Labo a seis manos con dos niños de 7 y 5 años recién cumplidos. Y lo aceptamos.

Siendo ya viernes por la tarde y con todo el fin de semana por delante, empezamos rápido con el reto. Aquí Nintendo inicia su juego Labo con un corto tutorial para montar una pequeña funda para uno de los Joy-Con. Con el paso a paso que no lleva más de 10 minutos los peques se puden acostumbrar a la forma en que Nintendo quiere que sigan sus instrucciones para montar el resto de juguetes.

El primer tutorial de Nintendo Labo ayuda a familiarizarse con la interfaz y controles. Hay que construir una pequeña funda para uno de los Joy-Con

Aquí no hay posibilidad de saltarse el tutorial, o al menos, en nuestro afán de avanzar pronto, no lo encontramos. Un pequeño inconveniente si hay que interrumpirlo por cualquier asunto o, como fue mi caso, los peques no querían saber nada de él y deseaban con todas sus fuerzas elegir la moto para montar primero.

El susto duró poco porque pasado ese pequeño ritual de iniciación en la religión Labo (para mis peques resultó tan adictivo como Ikea para los adultos), la interfaz del juego ya permite elegir qué tipo de juguete queremos pasar a montar. La elección estaba clara desde mucho antes que abriéramos el paquete: ¡la moto!

Tras el tutorial, ya estamos listos para construir con ayuda de la Switch. Para controlar los pasos podemos optar por el mando o nuestro propio dedo sobre la pantalla

Calcula unas dos horas para cada juguete del kit básico

Colocadas las planchas de cartón sobre la mesa de trabajo, en total son 28, arrancamos el montaje. Nintendo divide los diferentes juguetes de este kit por colores, de manera que de manera sencilla y visual uno puede encontrar las planchas correspondiente a cada diseño a montar. En la caja también vienen varias bolsas con pegatinas, cintas y gomas necesarias para los mecanismos internos.

La división por colores y símbolos ayuda a encontrar y organizar los diferentes juguetes que se pueden montar con Nintendo Labo

El material de esas planchas me sorprende. Es menos grueso de lo que esperaba, pero suficientemente resistente. Los cortes previos en el diseño son perfectos e incluso con niños por debajo de la edad recomendada de uso, es muy difícil que desgarren el cartón por donde no es. Basta presionar ligeramente para que las diferentes partes de cada plancha se suelten.

Los niños tienen la tentación de sacar de golpe todas las piezas de cada una de las planchas, pero es mejor hacerlo siguiendo el ritmo que marca el tutorial de la consola

Por la experiencia que hemos tenido en casa, es mejor seguir paso a paso las instrucciones que nos va mostrando la Nintendo Switch, que a cada paso nos indica de qué placa hay que sacar la parte en concreto, que como hicimos alguna vez: desmontar todo de golpe y luego ir buscando entre decenas de piezas de cartón, algunas muy parecidas o simétricas y que pueden confundir a cualquiera.

El proceso de sacar las partes del cartón, algunas muy pequeñas y con recovecos, y posteriormente doblarlas y montarlas, es una actividad muy acertada para trabajar con los niños la psicomotricidad fina.

El tutorial que ha elaborado Nintendo me parece excelente. Es ameno, anima de vez en cuando a los peques (incluso recomienda detenerse a descansar), podemos controlarlo desde la pantalla o con el mando, y admite mover las piezas en el espacio, ir atrás en los pasos o acelerar las animaciones, completamente claras.

Si las instrucciones de muebles vineran con un tutorial como el de Nintendo Labo se acabaría el trabajo de los montadores contratados

El montaje de la moto no es sencillo en algunos pasos, con pestañas muy complejas de introducir y partes que van incluidas dentro de otras o a las que hay que añadir en algún momento gomas para realizar acciones. Sin embargo, Labo lo explica tan bien que no necesitaron ayuda en las casi dos horas que estuvieron montando la moto. En este caso el pequeño solo sacaba las piezas de las planchas cuando tocaba y el mayor, de 7 años, iba montándolas.

"Está bien que ponga para 10 años porque no es fácil y cansa. Pero luego jugar pueden los de 3 años" (mi hijo de 7 años en su rol de editor junior de Xataka)

En todo este proceso los dejé solos, pero estaba cerca y les preguntaba de vez en cuando cómo iba, qué les estaba pareciendo y si necesitaban ayuda. Todo fue perfecto. Por momentos pensaba que sacar cartones y doblarlos les iba a aburrir soberanamente pero era justo lo contrario. El tiempo se les pasaba volando ... estaban disfrutando. Cuando les pregunté por qué, fueron contundentes: “estamos construyendo nosotros mismo un juego que vamos a poder probar”.

Esa idea de disfrutar de ese momento se ha repetido día tras día. Sorprendentemente, con varios juguetes ya montados y con los que podrían ponerse a pescar o hacer carreras, ellos siempre preferían empezar una nueva construcción. "Y déjanos solos que queremos aprender cómo se construye". Estaban haciendo la review por mi, no podía quejarme. Así que café en mano y junto a ellos con la cámara de fotos, continuamos con este plan familiar toda la semana.

Aunque en mi caso los hermanos están acostumbrados a jugar juntos, esta construcción los hizo trabajar de manera colaborativa, repartiendo roles, aconsejándose y, para mi sorpresa, sacando conclusiones. En el caso del mayor, cuando acababa alguna fase que era algo más que doblar y encajar pestañas, me explicaba el por qué cada elemento, goma o pestaña iba ahí: “es para que al girar el puño y acelerar, esa parte rebote y vuelva”.

A poco que te despistes, los peques sacan su vena artística para mejorar la moto, "mosquito aplastado" incluido

De manera más o menos técnica, construir los kits de Nintendo Labo tienen mucho de maker, no solo por construir sin más uniendo piezas y siguiendo instrucciones, sino por comprender cómo funcionan las cosas.

¿Podrían haber venido los juguetes montados o ser de plástico? Sí, pero se perdería la fase de descubrimiento de cómo funcionan las cosas que luego Nintendo quiere rematar con su propio lenguaje de programación

Quizás por ello, al menos en mi caso particular, las dos horas que requiere montar el kit de la moto no fueron unos preliminares ni una fase obligatoria y tediosa para ponerse a jugar a un título de motos. Fue ya parte del juego, incluso, visto luego las posibilidades del mismo, más interesante y hasta entretenida que las partidas posteriores tratando de mejorar los tiempos por vuelta con la moto.

Puede parecer simple pero la moto de Nintendo Labo es toda una demostración de las posibilidades de cartón, unas gomas y los mandos con acelerómetros

Un descanso que resultó en una caña de pescar

Tras la alegría de haber acabado la moto por ellos mismos (había alguna pieza que no estaba del todo encajada pero no impedía su funcionamiento), nos pusimos a jugar a las carreras. Comprobaron con satisfacción que lo que ellos habían construido respondía como debía: el puño al girar hacía acelarar la moto y mover el manillar se correspondía fielmente con lo que veían en pantalla. ¿Seguiría la magia ahora que ya tenían un juego y no había tanta novedad?

La sorpresa llegó cuando, con la más compleja caña de pescar, mis hijos pasaron dos horas completamente en silencio, concentrados y con su padre esperando que en cualquier momento manifestaran que necesitaban ayuda o que estaban aburridos de doblar cartones.

Una vez pasada la novedad, la sorpresa es que lejos de aburrirles, el montaje de la caña de pescar supone un reto del que no se cansan durante dos horas más

Pero no fue así. Tras dejarles subir al desván tras la comida del sábado, lo siguiente que escuché fue un alto y claro "¡FUNCIONA!, ¡he pescado un tiburón blanco!". Y efectivamente allí estaban los dos delante de la pantalla, girando la manivela del carrete con fuerza cuando un pez hacía vibrar un mando y por consiguiente toda la caña.

Ya casi lo tenemos ...

La caña de pescar es el minijuego de Nintendo Labo que mejor refleja que el que sea de cartón es más bien una ventaja que un inconveniente. Cuando pensaba que tras la construcción y las primeras partidas al juego de pesca, la pobre caña quedaría en el olvido más pronto que nunca, y entonces reciclarla o deshecharla no sería igual de traumático que con plástico, resulta que ese reto por pescar la especie de más peso y rara se convirtió en uno de los juegos favoritos de mis hijos.

Al oir girar y girar sin parar ni cuidado alguno (literal, pues los peques se olvidan durante el juego del material del que están construidos) la manivela que controla virtualmente el sedal de la caña, uno piensa rápidamente “se va a romper a la de ya”. Pero no era así. ¡Si lo habían montado unos peques de 5 y 7 años solos y sin supervisión, algo tenía que fallar!

Un momento de relax pescando

El resultado de varias horas de sesiones de pesca no ha podido todavía con el cartón ni sus uniones. Aquí creo sinceramente que será por aburrimiento, accidente o quién sabe por qué, pero no por el uso lógico del juego por lo que la caña dejará de funcionar. En otros juguetes como la casa, o el piano, donde hay pegatinas que son clave para que el juguete haga lo que debe, no tengo tanta esperanza. Ahí si hubo que echarles una mano para afianzarlas bien. También en las zonas donde hay que estar introduciendo y sacando tanto mandos como pantalla hay más dudas sobre la resistencia del cartón con el paso de las horas de juego.

La pega, como con otros juguetes de Nintendo Labo, es que el desmontaje ya no es tan sencillo ni nos asegura que al volver a construirlo todo funcionará, lo que, en hogares sin mucho espacio es probablemente un problema a tener en cuenta por que no son juguetes que, una vez montados, ocupen poco.

De los juegos que incluye este kit básico me quedo sin duda con la casa. Es con el que más tiempo han pasado, poniendo a prueba una y otra vez, sin cuidado alguno, la resistencia de las pequeñas pero complejas piezas con pegatinas reflectantes que hacen que en la pantalla de la Switch introducida en la casa, se sucedan minijuegos que entienden desde el primer momento. Les gusta modificar esas partes, colocarlas en diferentes sitios y descubrir qué ocurre a continuación.

El hermano mayor saca la conversación sobre Nintendo Labo en cualquier momento. Durante la comida del último día del reto, una pregunta me reafirma en el buen hacer de Nintendo Labo a nivel educativo: "Papá, ¿me puedes explicar cómo funciona la casa que no tiene sensores dentro?"

Él se refiere a que no hay más que un mando en la chimenea. Con algo de sobredosis de protagonismo cojo papel y lápiz y empiezo: "¿Recuerdas las pegatinas blancas y brillantes que pusiste en los trozos que introduces en la casa? Pues ..."

Lo mejor llega cuando ya está todo montado (y jugado)

Además de la parte de Crear y la de Jugar, Nintendo Labo incluye una tercera sección que denomina Descubrir. Ahí encontramos diferentes zonas que se van activando conforme hemos ido completando otros tutoriales anteriores, y en las que tenemos diferentes utilidades. Las más básicas nos explican el funcionamiento de los juguetes y la propia consola, todo ello acompañado por un diálogo con personajes de dibujos que, hay que decirlo, con conversaciones demasiado largas para llegar a un tutorial en concreto, acaban cansando a los niños (y no que decir a los adultos).

Aquí hay horas por delante para dedicarle, pero todo está demasiado controlado, lo que, según qué niños, podría resultar algo monótono y aburrido.

En las secciones principales también se nos dan consejos para sacar más partido a los juegos, que por otro lado no tienen muchos secretos ni recorrido más allá de las primeras horas en que los hemos descubierto, así como para ampliar sus posibilidades mezclando elementos unos con otros. Un ejemplo: incluir peces en la pecera virtual con ayuda de un trozo de papel con silueta de pez que habremos recortado y que en el piano se puede convertir en un nuevo miembro de nuestra pecera.

Una vez que han aprendido cómo y por qué funcionan las cosas con la construcción de los juguetes, Nintendo va más allá proponiendo que alteren el orden lógico de las cosas para descubrir más y crear sus propios juguetes

Tras las primeras horas de juego "clásico" que propone Nintendo con caña, piano o la moto, es muy recomendable darse alguna vuelta por esta sección para que los niños refuercen lo que han aprendido sobre el funcionamiento de la consola (sé que nunca voy a tener que explicarles cómo funcionan los infrarrojos porque ha sido un aprendizaje que han descubierto por ellos mismos) e introducirles en la siguiente fase: modificar el orden natural de las cosas que han usado hasta ahora para crear juegos nuevos.

Taller Toy-Con: el futuro de Nintendo Labo

Cuando ya has deambulado por algunas secciones de este Descubre de Nintendo Labo, justo abajo aparece la potencial joya de la corona del juego de Nintendo: Taller Joy-Con. Bajo el icono de una tapa de alcantarilla bajamos al centro del juego: la programación.

Con el taller Toy-Con bajamos a las "alcantarillas" de Nintendo Labo

Nintendo abre las puertas a que cada niño o adulto modifique el funcionamiento de los juguetes ya creados o incluso invente nuevos. Hay algunas ideas deambulando por el propio Nintendo Labo a la espera de que se cree una comunidad activa.

La interfaz del Taller Joy-Con es algo ruda para los peques. Texto de tamaño reducido sobre fondo negro, opciones no muy claras algunas veces a pesar de los tutoriales de introducción ... un fuerte contraste con el colorido y facilidad de uso del resto de Nintendo Labo. Tras una breve explicación los peques de casa han podido probar alguna combinación como la guitarra que proponen sobre la pantalla (tienen experiencia con Lego WeDo y algo de Scratch), y ya tienen previsto (lo quieren copiar de un vídeo en Youtube) construir con cartón una guitarra para implementar esta programación.

Viniendo de una interfaz muy amigable, el taller se nos antoja menos interesante para los más pequeños pese a sus posibilidades reales

A falta de meternos más de lleno en las posibilidades de esta parte dedicada a la programación, aquí Nintendo tiene margen de mejora en interfaz. Y deseando estamos también ver hacia donde evoluciona cuando, previsiblemente, llegen más kits, y espero, sensores con los que ampliar el universo Labo.

Tras esta semana con Nintendo Labo permanentemente sobre la mesa y resto de estancias de casa estoy convencido de que todavía queda lo mejor. Tanto la compleja construcción del Toy-Con 2, sus posibilidades y sobre todo, el potencial del módulo de programación de Nintendo Labo ya tienen hueco en nuestro verano. Veremos si logran vencer a las carreras con Mario y sus amigos o la todopoderosa y refrescante piscina.

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