Lo que parecía una muestra de lo que debería ser el hardware que acompañara a sus sistemas operativos más ambiciosos de siempre ha sacado por convertirse en uno de los productos más destacados de la Microsoft fabricante. Hablamos del Surface Pro, que ya tiene cuarta iteración y que te mostramos en vídeo.
El Surface Pro 4 insiste en la idea de unir el mundo del tablet y el de los portátiles, pero optando por inclinar la balanza claramente al modelo de portátil convertible. El nuevo modelo llega al mercado bastante renovado por dentro, con un teclado de estreno y con la gran apuesta de un Windows 10 Profesional tremendamente ambicioso.
Surface Pro 4: ante todo, una gran pantalla
Acercarse al Surface Pro 4 y encender su pantalla sin quedarse tiempo admirándola es complicado. Desde la primera generación Microsoft no ha sido tacaña con la calidad del panel de sus Surface Pro y en este nuevo modelo repite jugada.
En nuestra primera toma de contacto nos ha gustado mucho el brillo, contraste y reproducción de color, pero no nos olvidamos de que este Surface Pro 4 coloca más pantalla, hasta 12.3 pulgadas, en las mismas dimensiones que el modelo anterior. No es un salto clave pero ahí está el dato.
Esto es posible al reducir los marcos laterales, justo donde solemos apoyar los dedos para agarrar la pantalla cuando estamos usando el modo tablet, algo a tener en cuenta. En los primeros momentos con el Surface Pro 4 nos parece que Microsoft lo ha resuelto bastante bien y el marco que queda es suficiente para un uso cómodo de la Surface Pro 4 en modo tablet.
Lo que sí que ha mejorado Microsoft en la pantalla del Surface Pro 4 es la resolución, que sube ligeramente hasta los 2736 x 1824 píxeles, lo que nos deja unos estupendos 267 ppp que se ven genial con la interfaz de Windows 10.
Un factor de forma que ha creado escuela
Como ha sido siempre santo y seña del hardware de Microsoft, el acabado y nivel de detalle del cuerpo de la Surface Pro 4 no tiene muchos resquicios por donde atacarlo. Material, grosor y peso siguen a un nivel superior e ideas como la bisagra trasera ha sido ampliamente imitada.
En esta Surface Pro 4 se mantiene idéntico factor de forma y la única duda que tenemos tiene más que ver con el uso del tablet más teclado en situaciones en las que el portátil convertible no está sobre una mesa y la idea de equipo productivo con teclado de Microsoft cojea.
El teclado vuelve a ser esa TypeCover que también ha sido imitad. Tenemos renovación de este elemento y bastante interesante. Podríamos decir que la primera idea de teclado delgado que hace las veces de funda de protección de la pantalla ha evolucionado a un modelo más profesional, con teclas separadas, retroiluminación regulable y un recorrido mucho más acertado.
El tacto y experiencia de escritura con él es bastante superior al anterior, y aunque todavía nos parece que no llega a igualar a un teclado clásico de portátil, creemos que el camino que ha iniciado Microsoft es muy acertado.
También nos lo parece el touchpad, que ahora sí que podemos considerarlo como tal gracias principalmente a su aumento de superficie, casi un 50%, y su mayor sensibilidad. Es al menos la promesa de Microsoft, y habrá que comprobarla en el día a día al que ya estamos sometiendo al nuevo teclado en nuestra review completa del Surface Pro 4. Y nunca hay que olvidar que, pese a ser un accesorio que se vende por separado, cuesta entender la idea detrás de Surface Pro 4 sin este añadido que cuesta 150 euros extra.
A la búsqueda de un stylus que sume
Como el teclado, el stylus que viene con Surface Pro 4 no es solo un elemento básico para una experiencia completa, sino que ha sufrido mejoras en esta nueva generación. La más destacada es la inclusión de un botón de borrado, el cual es físico. No se trata de una mera opción más a nivel software.
Ese clic que podemos hacer ahora con el stylus permite el acceso directo a ciertas aplicaciones como puede ser OneNote, al que llegamos pulsando ese botón-borrador una vez. Pero también hay atajos asociados como la captura de pantalla con doble clic que además se integra en OneNote inmediatamente. Dado que el Surface Pro 4 tiene un buen foco en reuniones y situaciones en que hay que tomar notas rápida y cómodamente, nos parece una buena idea.
También resulta un acierto que se hayan imantado los laterales para colocar de forma directa y sencilla el stylus ahí. No hay que buscar ya huecos en el diseño físico, algo muy complicado para cualquier fabricante. Por ahora en nuestras primeras impresiones, la sujeción parece bastante fuerte.
Muchas opciones de configuración
Algo asociado ya para siempre a los modelos Surface Pro es la posibilidad de configuración y personalización del equipo bastante amplia. En este Surface Pro 4 podemos partir de un procesador Core M (que en experiencias pasadas en cualquier equipo nos ha dejado más dudas que realidades) y llegar a un Core i7 al que acompañar con hasta 16 GB de memoria RAM y SSD de 512 GB.
Esa sería la configuración más cara y completa, mientras que la básica parte de los 999 euros para el Core M con 4 GB de memoria RAM y SSD de 128 GB. Ojo, os recordamos que el teclado suma 150 euros.
Si pasamos a hablar de Surface Pro 4 como tablet, tanto por diagonal de pantalla como por peso, vemos que no es competidor de los tablets puros, pero a ellos les gana en posibilidades y potencia cuando optamos por buenos Core i5 o i7. También nos deja dudas el ecosistema, siempre refiriéndonos a aplicaciones pensadas de forma nativa para su uso en tablets con Windows 10.
Pero no os preocupéis porque de todo esto, más amplio y mejor, os hablemos en unos días, justo cuando acabemos nuestra prueba a fondo y con todo lujo de detalles de este Surface Pro 4 de Microsoft.
Ver 83 comentarios