Ya teníamos Raspberry Pi 4, Raspberry Pi Zero e incluso el maravilloso Raspberry Pi 400 como formatos de este prodigioso miniPC, pero ahora llega una nueva iteración llamada Raspberry Pi Pico.
La Raspberry Pi Pico no es tanto un microordenador como un microcontrolador. Una solución que permitirá trabajar en sistemas embebidos de todo tipo y aplicarlo a desarrollos de todo tipo, algunos tan ambiciosos como dispositivos médicos o coches autónomos. Pero esperad, porque la verdadera sorpresa es otra.
La RPi Foundation se convierte en fabricante de procesadores
La Raspberry Pi Pico está gobernada por un pequeño SoC que ha sido diseñado por los propios responsables de este proyecto. Se trata del RP2040, que cuenta con un procesador dual core ARM Cortex M0+ funcionando a 133 MHz, acompañado de 264 KB (¡no MB!) de RAM y 2 MB de almacenamiento integrado.
Ese SoC representa el nuevo papel de The Raspberry Pi Foundation como fabricante de semiconductores, y, en concreto, de SoC. Los responsables de este proyecto llevan trabajando en ello desde finales de 2016, y en septiembre de 2018 ya tenían un primer prototipo con el que empezaron a realizar pruebas.
El chip está fabricado con una litografía de 40 nm de TSMC, y además de esos dos núcleos destaca por tener una unidad PIO (Programmable I/O) que permite por ejemplo emular interfaces como las de las tarjetas SD o VGA.
Será interesante ver hacia dónde pueden dirigirse los pasos de la Raspberry Pi Foundation con este logro, pero desde luego representa un hito singular que podría acabar convirtiendo a esta empresa en un fabricante de SoCs especializados para sus dispositivos.
Esa integración vertical ya ha dado muy buenos resultados en el pasado a otras empresas. Es, salvando la distancias, lo mismo que Apple acabó haciendo con sus primeros Apple A4 (años después hemos acabado con los prodigiosos chips M1), y también lo que Samsung o Huawei han hecho: no solo fabrican móviles, sino también los SoC que los gobiernan en muchos casos (Exynos en Samsung, Kirin en Huawei). Es un comienzo modesto para la Raspberry Pi Foundation, pero uno prometedor.
Microcontroladores a tutiplén
Con esas especificaciones lógicamente las prestaciones son mucho más limitadas que las de las modernas Raspberry Pi 4, y de hecho su orientación es también muy distinta: la idea es aprovecharlo para proyectos de robótica, estaciones meteorológicas y otros proyectos de electrónica.
Esta pequeña placa no cuenta con un sistema operativo como tal que la gobierne: simplemente ejecuta los programas que pidamos que ejecute, y que pueden estar programados en lenguajes como MicroPython o C y que residen en un ordenador desde el cual los lanazmos (como un PC, un Mac o una RPi convencional).
De hecho la Raspberry Pi Pico no puede competir con la Pi Zero que a su vez cuesta tan solo 5 dólares, pero es que su función y prestaciones son otras. Esta pequeña placa hace uso de un GPIO de 3,3 V que lo habilita para trabajar con muchos otros componentes que trabajan a voltajes de 3 y 5 V, y destaca por una eficiencia fantástica: para pequeños proyectos es mucho mejor candidata que una Raspberry Pi convencional que consume bastante más energía, y que probablemente está sobredimensionada para esos escenarios.
Su pequeño tamaño y su orientación también hacen que no contemos con conectividad inalámbrica, y debemos pensar en este pequeño microcontrolador como un versátil elemento que en conjunción con un ordenador convencional (o una Raspberry Pi) puede habilitar un montón de proyectos de electrónica tanto para principiantes como para makers e incluso para proyectos industriales mucho más ambiciosos.
Pero más allá de eso, cuidado: ahora las Raspberry Pi Pico tienen su propio SoC. ¿Hacia dónde nos puede llevar eso? Ni idea, pero esto promete.
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